viernes, 9 de octubre de 2015

Capítulo 4: Espada

Ha pasado casi una semana desde que terminó la selección. En ese tiempo, mientras Turin y Vev se recuperaban de sus heridas, se les había proporcionado ciertos conocimientos teóricos necesarios para que cada uno creara su propio “Sable de Fuerza”, el arma que, en tiempos inmemorables, era empuñada por los “Sabuesos de la Fuerza” del Imperio Infinito. Esta arma puede considerarse como la antecesora de las modernas Espadas Láser utilizadas tanto por los Jedi como por los Sith. Al contrario que estas últimas, los filos de los Sables de Fuerza no son hojas láser, sino una hoja creada por la misma Fuerza, tras canalizar en el Arma el odio y la Ira de aquel que la empuñe, por lo que no necesitaba de un botón de activación. Para forjar estas armas ancestrales, se requerían materiales y conocimientos que, para la Galaxia, hacia milenios que se habían perdido, pero que Zork´Thaur, maestro y señor de Turin y de Vev, aún atesoraba. 

Una vez que Turin y Vev se hubieron recuperado de sus heridas, les asigno a cada uno un laboratorio, situados en extremos opuestos de la Forja Estelar. El de Turin se encontraba en la zona Norte, mientras que el de Vev en el Sur. Eran laboratorios muy completos, perfectamente equipados y con 2 estancias bien diferenciadas: La primera era el laboratorio en si, donde se encontraban las herramientas y los materiales necesarios para forjar la Espada, como varios circuitos, celdas de energía, lentes de enfoque (cuya función era la de dar forma y límite a la hoja de Fuerza), etc... además del elemento clave, el Cristal, que era el corazón del Arma, pues convertía el odio y la ira de su portador en un filo de pura Fuerza. Además, se les dio a cada uno un Holocron, que mostraba los procesos Químicos y Alquímicos necesarios a los que debían someter al cristal para que la Espada funcionara, además de varios documentos con planos y esquemas que mostraban la forma en la que había que ensamblar el arma. La otra estancia del Laboratorio era una fundición, donde, además de contar con potentes hornos y laseres, había una buena reserva de Acero Mandaloriano, que emplearían para forjar las empuñaduras.

Antes de comenzar a fabricar su futura Espada, Turin dedico gran cantidad de tiempo en estudiar todos los documentos dados por Zork. Prestó especial atención a los Rituales Alquímicos que debía realizar en el Cristal, y también a los procesos Químicos a los que debía someterlo después, además de la forma en que debía trabajar con el Acero Mandaloriano. Tardo casi 2 semanas en estudiar estos documentos.

Nen, su adiestrador, se pasaba de vez en cuando por el laboratorio para comprobar los avances de Turin, e informar de estos a Zork.

Tras estar seguro de tener la teoría dominada, pasó a la practica. Comenzó la fabricación de su Sable de Fuerza empezando por la empuñadura, empleando la fragua para fundir el Acero Mandaloriano y después darle una apariencia idéntica a la que mostraban los planos. Nunca había hecho nada similar, pero dejaba que la Fuerza guiara su mano. Una vez forjada la parte exterior de su Sable, debía configurar el interior, ensamblando mediante la Fuerza, los circuitos y la célula de energía donde iría colocado el cristal. 

Una vez terminada la empuñadura, debía pasar a la parte mas compleja: alterar el Cristal que Zork le había dado. Debía someterlo a ciertos procesos Alquímicos muy complejos que permitirían canalizar de manera estable el poder del lado oscuro a través de él. Era un proceso delicado. Turin debía tallar en el cristal antiguos símbolos en lengua Rakatana, y luego recitar una extraña formula alquímica en esa misma lengua mientras dejaba que la Fuerza Fluyera desde su cuerpo al Cristal, y viceversa.  Necesitó de varios intentos (y cristales) para lograr calibrar el cristal como era debido. Una vez calibrado, el cristal debía ser alterado químicamente para que el poder de la Espada no se saliera de control. Si Turin no lo hacía bien, perdería la mano al activar la Espada. Colocó el cristal entre dos estructuras que emitían descargas eléctricas que Turin debía controlar al milímetro si quería que el proceso funcionara. La etapa de Alteración Química le resultó la más difícil de todas. En las fases anteriores del proceso, la Fuerza penetraba en él e iba guiando sus pasos, tanto en la forja como en la Alquimia. Pero para esto necesitaba estar seguro de sus cálculos y poner en ello todos sus sentidos. Cuando estuvo totalmente seguro de que el Cristal estaba preparado para ser ensamblado en la empuñadura, colocó ambas partes en el suelo y se sentó ante ellas con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Para poder terminar de construir su Sable, debía recitar una nueva formula alquímica, mientras dejaba que el Lado Oscuro de la Fuerza terminara de dar forma a su Espada. La Empuñadura comenzó a levitar, al igual que el cristal, y poco a poco, este se fue introduciendo en el interior de la primera, hasta colocarse en su lugar. Tras esto, la lente de enfoque se colocó en la parte superior de la empuñadura, mientras Turin se disponía a recitar las últimas líneas de la formula alquímica, con la que todos los componentes de su Espada terminarían de unirse a nivel molecular.

Una vez que la espada estuvo completa, Turin la atrajo hasta su mano, y la contemplo: Era un Arma esbelta; la empuñadura era de color negro metalizado, y levemente mas delgada que la de las actuales Espadas láser, y un poco más larga, además de carecer de cualquier tipo de interruptores. Tras unos instantes mirando la empuñadura de su Espada, decidió que era el momento de ver si había logrado crear correctamente su Sable de Fuerza. Después de unos tensos momentos de duda, insufló en su Espada toda su ira, una ira ardiente y visceral, y entonces la Espada cobró vida, creando una larga hoja de pura Fuerza ante sus ojos. La visión de aquella arma era magnifica. Su hoja refulgía con un brillo púrpura, y parecía emitir cierto pulso, como si de un ser vivo se tratase. Una vez que Turin vio su Sable de Fuerza activado, se dio cuenta de que esta arma era la representación física de todo su odio. Al pensar en ello, se enfureció más todavía. Nunca se había sentido tan furioso. La Espada parecía reaccionar a sus sentimientos, pues Turin sentía que el pulso de esta aumentaba. Entonces, en la mente de Turin se manifestó una idea que llevaba bastante tiempo en su subconsciente, pero que al sentir su propio poder canalizado en su Espada, y embriagado por él, afloró a la superficie; Escaparía. Si. Siempre había temido y odiado a Zork. Pero ahora, con el arma que encarnaba todo su odio en sus manos, pensó que el tiempo de sentir temor había terminado. Escaparía, y algún día, sería Zork el que le temería a él. Por primera vez en su vida, el joven Turin sonrió desde lo más profundo de su corazón, ante la idea de ver a su maldito amo derrotado y humillado a sus pies. Mientras aún se encontraba sumido en sus pensamientos, sintió en la Fuerza que Nen se aproximaba. Tan rápido como pudo, Turin ocultó su recién forjada Espada. Justo cuando había terminado de esconderla entre varias herramientas, trozos de metal, cristales rotos, empuñaduras fallidas y varios despojos más, la puerta del laboratorio se abrió, dando paso a Nen.

-Nen: "¿Como llevas tu Sable de Fuerza, mocoso?"

Turin lo miró con una expresión que mezclaba inseguridad y frustración, con un leve matiz de miedo.

-Turin: "Ya no me falta mucho, maestro. Estoy a punto de conseguirlo."

Nen echó una mirada por el laboratorio, viendo los despojos que quedaban de los materiales empleados por Turin. 

-Nen: "Más te vale terminar cuanto antes niñato. Te quedan 2 días, y si no cumples con el plazo... – esbozo una sonrisa cruel – te veré servido como primer plato de la cena de nuestro Señor, jajaja. Además, quizás te interese saber que el mocoso de Vev ya casi tiene lista su Espada. Parece que no eres tan bueno como creías, jajajaja."

-Turin: "Me... Me esforzaré más..."

Sin mediar una palabra mas, pero aun riéndose de los fracasos de Turin, se marchó dando un portazo. Turin se quedo contemplando la puerta cerrada de su laboratorio, y empezó a sonreír.

-Turin: "Eres un estúpido Nen. Muy pronto te darás cuenta de hasta qué punto..."

Tras decir esto, y después de esperar el tiempo suficiente para que Nen se hubiera alejado lo suficiente, salió del laboratorio en busca de Vev.


 Al igual que Turin, a Vev también le resultó complicada la labor de forjar su Sable de Fuerza. Sin embargo, para cuando el plazo hubo casi terminado, ya había logrado terminarla. Tal y como le sucedió a Turin, al activar su Espada, el poder de esta lo inundó. Se sentía más poderoso que nunca, y también más furioso. Mientras se encontraba sumido en el frenesí de sensaciones que le provocaba su nueva arma, sintió que la puerta de su laboratorio se abría, y sin pensar se dejó llevar por su torrente de emociones y atacó a su visitante con su Espada mediante una estocada lateral. El ataque de Vev fue detenido por otro Sable de Fuerza. El Sable de Fuerza de Turin. Este respondió lanzando una fuerte estocada que hizo retroceder a Vev. Se había vuelto a dejar dominar por el poder de su Espada. Los dos estaban dominados. Cuando ambos, Vev y Turin, se lanzaron el uno contra el otro para continuar su lucha, Turin recobró algo de calma y se paró en seco:

-Turin: "¡Eh! ¡Tranquilo!"

Ante esto, Vev también se detuvo, mirando con sorpresa tanto a Turin como a su propia arma.

-Vev: "¿Re... Resh?"

-Turin: "Veo que acabas de terminar tu Espada."

-Vev: "Si.. Es una sensación..."

-Turin: "Lo se. Es increíble. Por eso estoy aquí."

Tras decir eso, Turin apagó el filo de su Espada. Vev, tras unos momentos, hizo lo mismo.

-Vev: ¿A qué te refieres?

-Turin: "Me voy. Ya estoy harto. Voy a escapar. Pero no creo que pueda hacerlo solo. Necesitare tu ayuda."

-Vev: "¿Escapar? ¿Estas loco?"

-Turin: "No... Ha sido esta espada la que me ha hecho darme cuenta del poder que tengo. A ti también te ha pasado, lo he visto. No tenemos por qué servir a Zork, ni consentir sus torturas y constantes amenazas de muerte. Si me ayudas, estoy seguro de que podremos escapar."

-Vev: "¿Y a donde iríamos? No tenemos a donde ir."

-Turin: "Cualquier lugar será mejor que esto, ¿No crees?"

Tras meditarlo unos momentos, Vev reactivó de nuevo su Sable de Fuerza, y tras sentir de nuevo su poder, respondió:

-Vev: "Cuenta conmigo. ¿Tienes algún plan?"

-Turin: "Si. Te lo explicaré. Esta noche será el momento. Debemos coordinarnos bien."

Turin le explicó el plan que había ideado para escapar de la Forja Estelar. A Vev le convenció.

-Vev: "De acuerdo. Esta noche iniciaremos el plan."

-Turin: "Si. Bueno, me voy antes de que al imbécil de Nen le de por visitarte."

Sigilosamente, Turin regresó a su laboratorio a esperar el momento.


Zork´Thaur se encontraba meditando en la Fuerza. Pensaba en su situación actual, y en como su raza había acabado así, al borde de la extinción. Pensaba en la gloria del Imperio Infinito, que se remontaba a muchos milenios atrás, en una época donde la República aún no existía, ni tampoco los Caballeros Jedi. De cómo los Rakatanos habían aprendido a controlar el Poder de la Fuerza gracias a los Kwa, una raza ya extinta pero que, antaño, habían servido como emisarios de los misteriosos Celestiales. Los Kwa les enseñaron a los Rakatanos a utilizar la Fuerza y a desarrollar su poderosa tecnología, a cambio de que ellos también se convirtieran, al igual que ellos, en siervos de los Celestiales. Sin embargo, con el tiempo, los Rakatanos se revelaron contra sus benefactores, los Kwa, y contra los misteriosos Celestiales, conflictos de los cuales los Rakatanos salieron vencedores. Tras su rebelión, establecieron su Imperio, y se dedicaron a buscar y esclavizar Planetas ricos en Fuerza mediante sus Sabuesos de la Fuerza. Entraron en Guerra con la raza de los Esh-Kha, derrotándolos y aprisionándolos, y entraron en Guerra con los primitivos Sith en Korriban, esta vez siendo derrotados gracias al Rey Adas, señor de los Sith. Aun así, esto no les detuvo, y continuaron con su campaña de conquistas a lo largo de la Galaxia. Sin embargo, de repente, los Rakatanos comenzaron a perder su conexión con la Fuerza debido a una extraña plaga. Su única esperanza era obtener un antiguo artefacto; el Portal Infinito,  situado en el remoto Planeta Tython, cuyo poder les permitiría renovar su conexión con la Fuerza y a su vez, invadir toda la Galaxia. Sin embargo, dicho portal se encontraba protegido por los Caballeros Je´daii, los antecesores de los actuales caballeros Jedi, quienes, tras un año de sangrienta Guerra, expulsaron a los Rakatanos de Tython. En este punto, el Imperio Infinito comenzó su declive, pues la perdida de su conexión con la Fuerza, unido al salvajismo de los Rakatanos (salvajismo aumentado por el poder oscuro de las Forjas Estelares) les llevó a una Guerra civil en la cual además se sublevaron muchos de los Mundos que tenían esclavizados. El resultado de esta Guerra fue la destrucción del Imperio Infinito, el cual quedó reducido a varias Tribus situadas en Lehon, el Planeta natal de los Rakatanos, y a algunos Rakatanos apresados o escondidos, así como la liberación de los Mundos esclavizados. Todo esto dejó vía libre para la posterior formación de la República Galáctica. 

Sin embargo, los ancestros de Zork se negaron a renunciar a su antiguo legado, y se dieron así mismos la tarea de recuperar la Galaxia y de reunir a todos los supervivientes de su raza, para así revivir a su Imperio. Y Zork sabía que no quedaba mucho. Gracias a él, su Imperio renacería. Una vez que Turin o Vev tuvieran su duelo a muerte, el vencedor comandaría su Ejercito hacia la conquista Galáctica, aplastando a los Sith y a los Jedi. 

Mientras se encontraba aún sumido en sus pensamientos, el sonido de varias alarmas sobresalto a Zork. Al comprobar el lugar donde se habían originado vio que en el Mapa que mostraba la estructura de la Estación Espacial que la alerta se había iniciado en la zona Sur de la Forja Estelar. Intentó conectar las cámaras de seguridad de esa zona, pero al no poder ver nada, supuso que habían sido destruidas.

-Zork´Thaur: "Ese mocoso de Vev... Se ha dejado dominar por su Espada..."

Rápidamente, mediante su Intercomunicador, ordenó a varios Droides de seguridad que fueran a neutralizar a Vev, y que se lo llevaran con vida.

No era la primera vez que un aprendiz de Sabueso se le salía de control y trataba de escapar, y Zork sabía que aquellos que lo intentaban eran los más poderosos. Si conseguía domarlo, se haría con una buena arma. Si no...

Pero en ese momento, Zork tuvo un presentimiento. Volvió a hablar por el intercomunicador, esta vez contactando con Nen.

-Zork´Thaur: "Nen, ve al ala Norte y asegúrate de que Resh no escape."

No hubo respuesta.

En ese momento, Zork, tras coger su arma, se dirigió rápidamente al muelle de la Forja Estelar, sabedor de que si los niños pretendían escapar, debían llegar hasta allí. Al entrar al muelle, vio que al fondo habían dos figuras. Un de ellas era el joven Turin, que se mantenía de pie con su Espada activada. La otra figura era la de Nen... cuyo cuerpo decapitado se encontraba en el suelo... junto a su cabeza.

-Zork´Thaur: "Tu... ¿Has logrado asesinar a Nen?"

-Turin: "Jajaja. ¿Te sorprende? Era demasiado débil. Además, esta basura ni siquiera iba armado."

Tras pronunciar esa ultima frase, Turin pateó con desprecio la cabeza decapitada de Nen en dirección a Zork.

Zork´Thaur podía sentir el poder de Turin fluyendo a través de la hoja de su Espada. Tenía razón, Nen no tenía poder para detener a Turin.

-¿???: "Y esos Droides de seguridad no son gran cosa, la verdad."

Zork se dio la vuelta. Vio que el que habló fue Vev, que acababa de llegar al hangar, y también llevaba su Sable de Fuerza activo.

-Zork´Thaur: "¡Espléndido! ¡Si! ¡Vosotros sois sin duda los Sabuesos de Fuerza más poderosos de mi ejercito! ¡Dejad que complete vuestro adiestramiento! ¡Con vosotros uniendo fuerzas con mi ejercito, seremos invencibles!"

-Turin: "Es verdad. Seriamos invencibles."

-Vev: "Pero no te necesitamos para eso."

-Turin: "Tenias razón, somos los más poderosos."

-Vev: "Precisamente por eso, no te necesitamos, lo que significa..."

-Turin: "...que vamos a matarte aquí y ahora."

Zork´Thaur se quedó mirando atónito a los dos jóvenes. Tras una pausa, empezó a reírse.

-Zork´Thaur: "¡Jajajajjajajajajajaja! ¿Que vais a matarme? ¿A mi? ¡Jajajajaja! Estúpidos. Veo que no habéis aprendido nada. Habéis permitido que vuestros Sables de Fuerza os dominen, y eso os a llevado a la muerte. Si no vais a servirme, entonces no sois más que un par de perros rabiosos, y ya sabéis lo que les pasa a los perros rabiosos..."

Tras decir esto, Zork´Thaur les mostró el arma que empuñaba. Parecía una especie de vara. Tras observarla un momento, Turin y Vev vieron que se parecía bastante a las empuñaduras de sus Sables de Fuerza, pero era mucho más largo. En ese momento la hoja de aquel arma se activo. Era una hoja de color negro, como un abismo. El aspecto general del arma era el de una lanza. Una Lanza de Fuerza.

-Zork´Thaur: "Ha llegado la hora de que seáis sacrificados..."

-Vev: "¡Adelante!"

Turin y Vev atacaron simultáneamente a Zork. Sus ataques eran muy feroces y potentes, pero Zork podía bloquearlos con relativa facilidad. Aprovechando la longitud de su arma, lanzaba ataques de barrido con el fin de cortar una o ambas piernas a alguno de sus contrincantes, pero estos eran rápidos, y atacaban desde ambos flancos. Zork bloqueó los ataques de Turin con la hoja de su lanza, y los de Vev con el extremo de la empuñadura. Mientras Zork aguantaba el empuje de los jovenes, Turin, con un fugaz movimiento de su mano derecha, desenvainó el cuchillo romo que encontró en Nathema, y apuñalo con él en la pierna izquierda a Zork, ante lo cual este respondió utilizando la Fuerza para hacer retroceder a sus contrincantes.

-Turin: ¡Vev, ahora!

Tras recobrarse de la poderosa explosión de Fuerza de Zork, ambos niños empezaron a correr hacia una de las naves allí atracadas. Durante el duelo, los niños se habían situado en una posición desde la cual poder continuar con su huida. Esto enfureció a Zork, quién empezó a descargar andanadas de Rayos del lado Oscuro sobre ellos, aunque pudieron evitar la mayoría. Sin embargo, Vev recibió el impacto de uno de esos Rayos justo cuando Turin logró llegar a la Cápsula de Escape. Pero para cuando Turin se disponía a ayudar a Vev, Zork utilizó la Fuerza para empujarlo al interior de la Cápsula, cerrando la puerta y dejandole encerrado. Por la ventana, vio como Zork se acercaba a Vev, quien se encontraba aturdido y con quemaduras a causa de los Rayos. Sin embargo volvió a atacar a Zork con una estocada que Zork desvió fácilmente.

-Zork´Thaur: "Habéis perdido. Asumidlo..."

Vev sonrió

-Vev: "¡Resh, escapa!"

Turin escuchó lo que Vev le gritó. Y tras un momento de duda, decidió hacerle caso. Si no podían escapar los dos, al menos uno lo lograría. Se dirigió a la Computadora de la Cápsula de Escape para programar el rumbo. No sabía hacia donde debía huir. Sin embargo, en seguida se le ocurrió un lugar.

-Zork´Thaur: "¡Necios! ¿Acaso creéis que no os perseguiré? ¿Qué no enviare a más Sabuesos detrás de vosotros?"

Al oír esto, Vev sonrió.

-Vev: "Creo que durante un tiempo, no podrás enviar a nadie en su busca... Fíjate bien..."

-Zork´Thaur: "¿Cómo..?"

Zork miró el resto de Cápsulas de escape, así como las Naves allí atracadas. A simple vista parecían estar en buen estado.

-Vev: "Mientras yo causaba el caos en el Sur de la Forja Estelar, Turin vino hasta aquí con el fin de sabotear todas las cápsulas y naves, excepto una en la que pudiéramos escapar, claro. Y como bonus especial pudo asesinar a ese imbécil de Nen."

Al oír esto, Zork´Thaur perdió la paciencia, y propino una patada contra el rostro de Vev. Pero en ese momento, vio como la Cápsula en la que había encerrado a Turin saltaba al Espacio. Aunque Vev sangraba por la boca, no pudo evitar volver a reír,

-Vev: "Ja... Ja... Ja... Habéis perdido, “Maestro”."

-Zork´Thaur: "Créeme, tu has perdido mucho más que yo. Si crees que voy a concederte un destino tan piadoso como es la muerte, te equivocas. Ten por cierto que te espera algo peor. Mucho peor. Vas a ser mi servidor para siempre. Mi esclavo. Y me ocuparé personalmente de ello. Y cuando ya no me seas útil, te devoraré."

-Vev: "Y tu... Ten por cierto... Que Resh regresará... Y te matara..."

-Zork´Thaur: "Ya veremos por cuanto tiempo puedes aguantar diciendo esas estupideces..."


Mientras tanto, Turin continuaba viajando por el espacio. Lamentaba la perdida de Vev, quien era lo más parecido que había tenido a un amigo. Pero no podía mirar hacia atrás. Su objetivo era hacerse más poderoso. El más poderoso. Y entonces regresaría y se lo haría pagar caro a Zork.

Necesitaba poder. Si las historias que había oído durante su adiestramiento resultaban ser ciertas, entonces sabía en donde podría obtener más poder.

Poco a poco, su cápsula continuaba avanzando por el Espacio hacia su destino: Yavin IV.

sábado, 4 de abril de 2015

Capítulo 3: Selección

Una gran turbulencia hizo que Turin recuperara el conocimiento. Apenas recordaba la visión que acababa de ver, pero sabia que de alguna forma era importante. Pasado un momento, Turín sintió que la cápsula en la que iba colisiono por fin contra el suelo del Planeta. Una vez que la nave toco tierra, Turin empezó a sentirse fatal. Se sentía mareado, débil, desconcertado y de alguna manera indefenso. Nunca se había sentido de ese modo, ni siquiera las veces que había estado enfermo o en los entrenamientos inhumanos a los que había sido sometido. Como pudo, Turin abrió la compuerta de la Cápsula, y salió de ella apoyándose en sus paredes. Una vez fuera, contemplo el entorno. Había aterrizado en medio de la calle de una ciudad. No había nadie. Ni siquiera de ningún animal. Nada. Había algo extraño en ese lugar. Algo inquietante. Veía todo de un color grisáceo muy extraño, y no se oía ni el mas mínimo sonido. De repente Turin se sintió peor aún, cayo de rodillas, y sin poder aguantar mas, vomito. Fue extraño, incluso los sonidos que provocaba Turin al vomitar les sonaban raros... Amortiguados, como si de alguna forma el sonido fuera absorbido por algo. ¿A qué clase de lugar le habían enviado? Turin no lo sabía, pero si sabía que no podía quedarse quieto mucho tiempo. Los otros 9 contendientes también debían de haber aterrizado, puede que alguno estuviera en los alrededores, y Turin no sabía si se encontraba en condiciones para un enfrentamiento. Trato de sondear con la Fuerza los alrededores. No sintió nada. Volvió a intentarlo. Nada de nuevo. No... había algo mas... No solo no sentía a nadie cerca. No sentía “nada”. ¡No sentía la Fuerza! ¡Era eso! Por eso se encontraba tan mal. Desde que nació fue criado y entrenado sintiendo y usando la Fuerza, así que la ausencia de ella le había provocado una reacción física haciéndole sentirse enfermo. No podía creerlo... ¿Cómo podía haber un lugar donde la Fuerza no existiera? La Fuerza se encuentra alrededor de todas los seres y cosas, un lugar como en el que se encontraba era... Antinatural. Zork los había enviado a un vacío en la Fuerza. En parte descubrir eso alegró a Turin. Si el se encontraba así de mal, entonces los demás también lo estarían, por lo que, por un tiempo, estaría a salvo. Decidió que, si quería sobrevivir a esto, debía acostumbrarse a la ausencia de la fuerza. Se puso de pie, y, despacio, empezó a caminar, en busca de un lugar seguro.


Desde la Forja Estelar, Zork´Thaur contemplaba un monitor que mostraba un gran Mapa, con 9 puntos rojos en distintos lugares del Planeta. Cada punto rojo representaba a uno de los niños. Uno de ellos ya había muerto. Tuvo la mala suerte de que su cápsula se estrello en medio del Océano, lo que, unido al colapso que sufrió su ocupante al sentir la ausencia de la Fuerza, hizo que muriera ahogado. Ahora quedaban 9. Zork tenía curiosidad por saber cuantos sobrevivirían. Mirando la pantalla, Zork vio que dos puntos rojos se estaban aproximando entre si. Uno de ellos era Turin.


Turin había pasado la mayor parte del día escondido en uno de los edificios situados en las afueras de la ciudad. Pudo ver restos de Droides, vehículos, e incluso restos de ropa. Turin se preguntaba que pudo ocurrir en ese Planeta para que terminara de esa forma. De todas formas, lo primero era buscarse un refugio en el que pasar inadvertido hasta que su cuerpo se acostumbrara a la ausencia de la Fuerza. Ese refugio lo encontró en un edificio de 4 pisos situado en las afueras, lugar desde donde podría vigilar si llegaba alguien. Una vez allí,  para que su cuerpo se adaptara a ese ambiente, alternaba algunos ejercicios de entrenamiento para poder moverse con relativa soltura en caso de un ataque, con periodos de descanso. Al principio le resulto muy duro, puesto que le costaba concentrarse en lo que hacía, y el mareo tampoco se lo ponía fácil, aunque, por suerte, dejo de tener nauseas. Cuando tenía hambre, Turin se tomaba unas píldoras que Zork´Thaur les había entregado antes de marcharse – En Nathema no hay nada comestible que podáis recolectar y cazar, así que tomad esto. Estas píldoras os servirán de sustento, pero cuidado, solo os proporcionara la energía justa. Administráoslas bien.- Les había dicho Zork. Cada uno de ellos solo disponían de 2 píldoras, por lo que, bien administradas, podrían durarle 1 día, un poco mas con suerte, así que, tarde o temprano, no les quedarían mas remedio que buscar a los demás para quitarles sus píldoras. El enfrentamiento era inevitable, para eso habían sido mandados a ese Infierno. Así que Turín decidió aprovechar ese tiempo de tranquilidad. Para el final del primer día, Turin había mejorado su estado considerablemente desde su llegada. Solo sentía un leve malestar y un poco de mareo, así que decidió que al amanecer del día siguiente, se pondría en marcha para buscar a su primer oponente. Esa noche intentaría dormir, si podía. Se recostó en el suelo del tercer piso, y cayo dormido casi enseguida.
Turin se despertó con la salida del Sol. El mareo había desaparecido casi por completo, pero aun notaba cierto malestar, y pensó que no dejaría de sentirlo mientras estuviera en ese Planeta. Como no podía utilizar la Fuerza, lo primero que decidió fue ir a buscar algo que pudiera utilizar de arma. Dentro del edificio solo encontró un cuchillo. Estaba  oxidado, pero se lo guardo de todos modos. También recogió una piedra del suelo, para usarla como arma arrojadiza. Después, se dirigió a un bosque que había cerca. La vegetación estaba marchita, y los árboles secos. Con el cuchillo, a duras penas consiguió afilar la rama de un árbol que parecía en buen estado. Usaría la rama como espada o como garrote. Ahora Turin se sentía preparado, y se interno en la oscura y gris espesura.


A Vev, al igual que a todos los demás, también le afecto en gran medida la ausencia de La Fuerza en el Planeta. Se sentía fatal, con jaqueca y mareo, así que, al igual que Turin, decidió reposar hasta acostumbrarse a la situación, aunque sabía que no podía demorarse mucho, puesto que no quería correr el riesgo de encontrarse con uno de sus oponentes en ese estado, aunque todos estuvieran así de mal. Así que, tras un día y una noche de reposo, Vev se encontraba en condiciones para empezar a moverse. Debía ser cauto. Se encontraba en un páramo desierto, cercano a un bosque, pero decidió explorar los alrededores antes de adentrarse en el. Cerca vio un pequeño risco, y al acercarse vio que daba a una pequeña cala de arena, junto a un mar gris e inquietantemente tranquilo. Y fue allí que divisó a alguien tumbado bocabajo. Poco a poco, con cautela, Vev se acercó para comprobar su estado, y al ver que no se movía, se acerco mas. Descubrió que se trataba de Dorn, un humano como el. Al acercarse mas, vio que no respiraba. De repente, sintió que algo le agarraba el cuello desde atrás, un brazo. Vev empezó a zarandearse para tratar de librarse de su atacante, hasta que atino a dar un fuerte cabezazo hacia atrás que impacto en el rostro de su agresor, que quedo confuso, permitiéndole a Vev su huída. Al darse la vuelta, vio que su atacante era Zerek, el Zabrak. Zerek era de los mejores aprendices, junto a Turin y el propio Vev. Si peleaban, sería una lucha reñida. Zerek hizo el amago de embestir a Vev.

-Vev: “¡Espera!!”

Zerek paró en seco.

-Vev: “Pelearnos es absurdo. Unamos nuestras fuerzas. Si lo hacemos, nuestra salida de este sitio esta asegurada.”

Zerek lo pensó un momento. Entonces dijo:

-Zerek: “Puedes venir conmigo si quieres. Pero si te conviertes en una carga, te matare.”

Vev sonrió.

-Vev: “Procura no convertirte tu en la carga.”

Tras esto, lo primero que hicieron fue quitarle las píldoras de alimento a Dorn, y se las repartieron, 1 para cada uno. Después, buscaron algo que pudieran usar de arma. Cogieron piedras y palos que había por allí tirados. Su próximo objetivo era buscar al resto de sus compañeros... Y matarlos. Zerek y Vev entraron en el bosque para buscar a sus primeras victimas.


Turin caminaba entre la marchita espesura de un bosque muerto. Era siniestro. Debía estar muy atento. Miraba a su alrededor, y solo veía árboles secos y vegetación marchita. En ese instante, a Turin le pareció oír algo. No estaba seguro, una especie de crujido... Miró hacia arriba para comprobar que no había nadie subido a los árboles. Nada. Siguió caminando. Todo estaba silencioso. Tanto silencio no era normal, y menos en un bosque. Pero entonces algo ocurrió. Sin esperarlo, Turin se encontró esquivando, a duras penas, la embestida de una rama filosa que iba dirigida a su rostro, pero que por suerte solo le llego a rozar. Turin retrocedió sobre sus pasos, y vio que su atacante había estado escondido detrás de los árboles. Se trataba de Wesk, un aprendiz de raza Anzati. Los Anzati poseían ciertos poderes hipnóticos, pero sobretodo son famosos por las protuberancias, similares a tentáculos replegables que se encuentran en el interior de sus mejillas, los cuales introducen por la nariz de sus victimas para llegar hasta el cerebro y  devorar su materia gris, lo que, unido a que poseen órganos sensores, los hacían unos rivales muy peligrosos, y mas en su situación, donde Wesk tenía toda la ventaja. Esto pintaba mal. Turin sabía que, en circunstancias normales, podría vencer a Wesk, pero sin la Fuerza de su lado, Wesk tenía todas las de ganar, aunque Turín estaba casi seguro de que no podría usar todas sus habilidades debido a las condiciones de Nathema. Aun así, sabía que si no lograba convencerle para unir fuerzas, estaría en serios problemas.

 -Turin: “Espera... No te precipites. Unamos fuerzas. Juntos tu y yo...”

-Wesk: “Jajaja, me parece que no. Hoy, yo soy el cazador, y tu eres mi presa.”

En ese momento Turin decidió tomar la iniciativa, embistiendo con una estocada lineal contra el
cuello de Wesk, que este logró desviar, dándole a Turin la oportunidad de salir corriendo en línea recta. No podía arriesgarse a acercarse demasiado a Wesk a causa de sus tentáculos. Este lo perseguía a través del bosque, mientras Turin trataba de distanciarse todo lo que podía. No sabía que hacer. La confrontación directa no era una opción, excepto... En ese momento solo se le ocurrió una cosa; Tras disminuir la velocidad a la que corría, freno en seco, giró sobre si mismo, y se impulso con toda sus fuerzas hacia Wesk, quien corría a toda velocidad hacia Turin, y a quien la acción de este le pillo por sorpresa, por lo que no le fue posible frenar a tiempo. Turin aprovecho el momento en que Wesk trataba de frenar y recobrarse para ensartarle un hombro con el palo que empuñaba. Los dos cayeron al suelo. Turin saco le tapo la zona de las mejillas y la boca con una mano, mientras que con la otra sujetaba el cuchillo romo que había encontrado, que colocó en la garganta a Wesk.

-Turin: “Escúchame...  Tienes dos opciones, o te unes a mi, o...”

Turin apretó mas el cuchillo contra el cuello de Wesk.

-Wesk: “Está...Ghhh... Está bien...”

Tras un momento de tenso silencio, Turin retiro la mano con la que cubría la cara de Wesk, pero, nada mas hacerlo, Wesk desplegó los tentáculos retractiles que mantenía ocultos junto a su nariz, con la intención de absorber el cerebro de Turin. Pero este pudo reaccionar a tiempo, y degolló a Wesk antes de que este lograra su objetivo. La sangre salpico a Turin en el rostro. Entonces los dos se quedaron muy quietos. Casi parecía que habían muerto ambos. Turin no sabía muy bien como debía sentirse. Nunca había quitado una vida. Para su sorpresa, no sentía nada. Durante toda su vida lo habían entrenado para matar. -“O matas o te matan”,- le había dicho Nen. Y tenía razón. Era vivir o morir. Y Turin viviría. Tras contemplar el cadáver de Wesk, decidió que simplemente matarlo era lo natural. Sin embargo, cuando se disponía a quitarle las pastillas de sustento a Wesk, Turin notó un fuerte golpe en la cabeza. Cayó inconsciente.

 Al recobrar el conocimiento, Turin tenía la vista borrosa. Cuando se movió un poco, noto que tenía las manos atadas a la espalda. Se incorporó, y vio que no estaba solo. Junto a él, observándole atentamente, había alguien. Una chica.

- ¿???: “¡Por fin te despiertas!”

-Turin: “¿?... ¡¿Krill?! ¿Como...?”

-Krill: “Jajaja Fue sencillo. Estabas tan concentrado en Wesk que no te percataste de mi presencia. Así que lo aproveche.”

-Turin: “Es verdad... ¿Ibas con Wesk?”

- Krill: “¿Estas loco? Nadie querría ir con ese monstruo. ¡Ugh! ¡Come cerebros!”

- Turin: “Si... Da asco... Pero... Entonces... ¿Por qué no has aprovechado para matarme?”

- Krill: “¿Eh? ¿No es obvio? Quiero que seamos equipo.”

-Turin: “No me lo creo... Esto... ¡Trataste de matarme!”

-Krill: “¿Todavía lo recuerdas? Lo hice para poder sobrevivir. Tu eras un obstáculo para eso. Pero el hecho de que me derrotaras aquella vez me a hecho elegirte como compañero.”

- Turin: “Ya... No lo se... Además el hecho de que me mantengas maniatado no ayuda para convencerme.”

- Krill: “Eso es solo para facilitar las negociaciones. Entonces, ¿Qué decides?”

-Turin: “Supongo que no hay mas remedio... Acepto.”

-Krill: “Me alegro jajaja.”

Krill se acerco a Turin para desatarle las manos.

- Turin: “Muy bien. ¿Cogiste las píldoras de Wesk?”

-Krill: “Por supuesto. Toma, aquí tienes la mitad.”

-Turin: “Devuélveme mi cuchillo.”

-Krill: “No se te escapa una jijijiji. Aquí tienes.”

Turin recupero el cuchillo, el arma con el que le quito la vida a Wesk. No quería perderlo.

-Turin: “Bueno... Ahora, ¿Qué hacemos?”

-Krill: “Deberíamos descansar un poco para reponer fuerzas.”

-Turin: “¿Y luego?”

-Krill: “Jajaja, somos "Sabuesos de La Fuerza" ¿No? Iremos de caza.”

Al oír esto Turin no pudo evitar sonreír. Se ato el cuchillo al cinturón, y se pusieron en marcha, a ver si podían encontrar un refugio en el que descansar.


Vev y Zerek marchaban por el bosque. Si no encontraban a nadie por allí, se dirigirían a buscar a sus oponentes en algún pueblo o poblado. Zerek quería tomar la iniciativa, y Vev, por no provocar una pelea, no se lo discutió. Zerek era muy irascible, aunque a Vev le parecía que era algo estúpido. No obstante mientras le conviniera, haría ver que era Zerek quien mandaba. De todas formas, el enfrentamiento con los demás era inevitable. Deambularon bastante tiempo por la espesura, con escasos descansos, y no encontraron a nadie... Vivo. Porque Zerek y Vev llegaron a lugar en donde Wesk había muerto. Esto emociono especialmente a Zerek, puesto que eso significaba que alguno de sus oponentes había estado por allí hacia relativamente poco. Wesk llevaba unas pocas horas muerto, así que Zerek quiso darse mas prisa. En lo que a Vev respecta, estaba aliviado por la muerte de Wesk. Ese tipo grotesco les habría dado problemas. Siguieron caminando en línea recta hasta que divisaron la salida del bosque, y mas lejos, una ciudad. En cuanto salieron, decidieron continuar hasta la ciudad, así, si no encontraban a nadie, al menos tendrían un lugar seguro. Aquella ciudad, como el bosque y el planeta mismo, tenía un aspecto desolado. Para variar, no había nadie en sus calles o edificios. Zerek caminaba velozmente por las calles, mientras Vev iba rezagado. Sin embargo, Vev noto algo.

-Vev: “¡Zerek!”

 Al darse la vuelta para mirar a Vev, vio que detrás de este había alguien sujetándole por detrás, mientras le ponían un cuchillo en el cuello.

-Zerek: “Estúpido, te has dejado atrapar.”

Quien había atrapado a Vev era Jenth, una chica de raza Ratatakí. Esta chica, de piel pálida y carente de cabello, como todos los de su raza, destacaba en los entrenamientos por su agilidad, sigilo y astucia.

-Jenth: “Habéis caído... Esta ciudad lleva siendo nuestro campamento casi desde que llegamos, ¿Verdad?”

-¿????: “Si...”

En ese momento Zerek sintió un fuerte golpe en la cabeza que lo hizo caer de rodillas. Vev vio que quien lo golpeo era Besh, un chico humano muy corpulento. Vev sabía que a pesar de su gran fuerza física, era terriblemente lento. A decir verdad, Jenth y Besh hacían una gran pareja, pues uno compensaba las debilidades del otro. Después de golpear a Zerek, Besh lo levanto en peso como si no pesara nada, y empezó a aplicarle un abrazo de oso. Zerek sintió que se iba a partir en dos.

-Jenth: “Buen trabajo Besh... Siento decirte esto Vev, pero estáis muertos.”

-Vev:  “¿Estas segura?”

-Jenth: “Qué mono.. ¡Ah!”

Con una gran habilidad, Vev agarró del brazo a Jenth, se lo retorció para que soltara el cuchillo, y a continuación hacerle una llave para arrojarla al suelo. Vev cogió el cuchillo y sin mediar palabra le cortó el cuello a la chica. A toda prisa, fue a socorrer a Zerek. Cuando Besh vio lo que ocurría, intentó terminar de matar a Zerek rompiéndole la espalda, pero al ver a Vev acercarse, tuvo que soltarlo, dejando caer a Zerek al suelo, quien respiraba con dificultad. Vev sabía que Besh era mas fuerte, así que tendría que usar ataques rápidos.  Vev se movía a toda velocidad alrededor de Besh, propinándole pequeños cortes con el cuchillo, pero esto parecía enfurecerle mas. La gran cantidad de grasa en su cuerpo hacía difícil propinarle un corte profundo, y Vev notaba que los dos se estaban cansando. Si Besh lograba ponerle las manos encima, podía darse por muerto, pero cuando Besh hizo el amago de propinarle a Vev un puñetazo con su gran puño, se paró en seco. Vev miró sorprendido, no sabía por qué Besh detuvo su ataque, al menos hasta que este cayó muerto al suelo. Resulta que Zerek, aprovechando la lucha de Vev contra Besh, y viéndose desarmado, tuvo que recurrir a la corona de cuernos de su cabeza, dándole a Besh un cabezazo con todas sus fuerzas por la espalda, perforándosela profundamente con sus cuernos, matándolo.

-Vev: “Ah... Ah... Gracias... Ah...”

-Zerek: “Ahhh... que no vuelvan a pillarte desprevenido... Estúpido...”

Zerek y Vev, después de coger todo lo que pudieron de Jenth y Besh, decidieron pasar la noche en aquella ciudad.


Tras abandonar el cuerpo de Wesk, Turin y Krill, en lugar de seguir en línea recta, decidieron desviarse al sur. Turín recordaba la vez que Krill trato de matarlo mientras dormía, hacía ya varios años, por lo que no se fiaba. A la mas mínima sospecha, se libraría de ella.

-Krill: “¿Hacia donde crees que nos dirigimos?”

-Turin: “¿Eh? Ah... No lo se... Puede que a un pueblo, o una Ciudad. Al llegar pasé la
  primera noche en este planeta en una. Allí conseguí este cuchillo.”

-Krill: “Anda. A mi también me haría falta uno.”

-Turin: “Si...”

Caminaron unas horas mas hasta que finalmente salieron del bosque. No había nada, solo un páramo. Cuando avanzaron un poco mas, vieron una villa cerca, pero que estaba presidida por un gran castillo. Al verlo, a Turín le recorrió un escalofrió por la espalda.

-Krill: “¿Estas bien?”

-Turin: “Si... Si... No es nada... Pero vayámonos de aquí enseguida.”

-Krill:  “Podríamos aprovechar y descansar...”

-Turin: “¡Vamonos!”

-Krill: “Vale vale...”

Al salir del pueblo, Turin se tranquilizó, y miró a su alrededor a ver si había algún sitio en el que pasar la noche. Cerca vieron algunas cabañas, así que decidieron pasar la noche allí. Decidieron utilizar la cabaña que se encontraba en mejor estado. Estaba oscuro. Era una cabaña grande. Decidieron hacer turnos para dormir y vigilar. Turín haría el primer turno de guardia. Se encontraba vigilando frente a la puerta, preparado para defenderse de cualquier ataque. En ese momento escucho el sonido de un cristal partiéndose. Vio que alguien había lanzado una piedra contra la ventana, y por impulso salió al exterior en busca del que la había lanzado. 

-Turin: “¡¡¡Krill despierta!!!”

 Krill se despertó para ver como Turin salía por la puerta de la cabaña. Cuando se disponía a seguirlo, vio que una silueta le cortaba el paso, y esta entro en la cabaña cerrando la puerta detrás de si. Turin escuchó la puerta cerrarse, pero cuando se disponía a regresar, un golpe le cerro el paso. – Genial, una emboscada...- Pensó Turin. Y no se equivocaba, porque, escondidos en las afueras del pueblo, se encontraban de Usk y Yirt, quienes los habían estado vigilando, y se ocultaron de la vista de Turin y Krill hasta que bajaran la guardia. Usk era de la raza Iktochi, mientras que Yirt era un Nagai. Ninguno de los dos destacaban demasiado durante los entrenamientos, aun así, en aquella situación no se los podía tomar a la ligera. Delante de Turin se encontraba Usk, que empuñaba una larga rama de árbol, con  un cuchillo atado en el extremo, creando así una suerte de lanza. En el interior de la cabaña, enfrentándose a Krill, estaba Yirt, quien usaba la misma arma que su compañero, pero sin cuchillo. Turin sabía que esto no era bueno. Su especialidad era la espada, y tener de rival una lanza no le ponía las cosas fáciles. Turin se encaró con Usk, y se puso en guardia blandiendo la rama que llevaba como si fuera una Espada. Krill hizo lo propio para enfrentarse a Yirt. No podían escapar. Solo podían luchar. Se lanzaron contra sus respectivos rivales. Turin lanzaba salvajes estocadas contra Usk, quien las bloqueaba, lanzando ataques de un alcance mayor que Turin debía bloquear o evitar. Sin embargo, Turin vio que, aún con un rango de ataque mayor, sus movimientos eran mas limitados debido a la longitud del arma. Se concentró en bloquear los ataques de Usk. Este no se dio cuenta, pero el cuchillo empezó a aflojarse de la punta de la improvisada lanza, cosa que Turin notó. Mientras tanto, Krill se enfrentaba a Yirt en el interior de la cabaña. Este era mas veloz que ella, pero ella era mas hábil. Su enfrentamiento termino de destruir el interior de la casa. Yirt tendía a confiarse en cuanto llevaba la iniciativa, y, seguro de su victoria, lanzo una estocada lineal contra Krill, que ella esquivó girando hacia un lado, y aprovecho para propinar un fuerte golpe en la nuca a Yirt, que cayó inconsciente. Finalmente, acabo con la vida de Yirt ensartándole con su espada improvisada. En seguida salió de la cabaña para ver como le iba a Turin. Vio que, si bien ella había eliminado al oponente mas sencillo, Turin no manejaba mal la situación. Tras bloquear un ataque de barrido, Turin se distanció de Usk.

-Turin: “¡Krill!”

Gritó esto mientras extendía un brazo hacia ella, y esta, al instante, le lanzo su arma hacia Turín. Utilizando dos espadas podría tomar la ofensiva. Siguieron intercambiando golpes hasta que Turín vio la oportunidad, atrapó la lanza de Usk entre sus dos espadas, y con un movimiento de sus muñecas, partió la punta de la lanza, desprendiendo el cuchillo atado a ella.

-Turin: “Esto se termino.”

Corrió hacia Usk, y lo ensarto con todas sus fuerzas en el pecho.

-Turin: “Pfff... Falto poco. Gracias.”

- Krill: “No hay de que.”

-Turin: “Ya quedan dos menos. Me pregunto cuantos quedaran...”

- Krill: “No lo se... ¿Qué hacemos ahora?

-Turin: “Para empezar toma, aquí tienes un cuchillo. Te lo has ganado.”

Turín le tendió a Krill el cuchillo de Usk.

-Krill: “¡Gracias!”

-Turin: “No importa. Volvamos adentro. No creo que esta noche vuelvan a atacarnos. Descansemos.”

-Krill: “Gran idea.”


Nada mas amaneció, Zerek y Vev se pusieron en camino. Pasaron la noche sin incidentes, y se sentían recuperados. Salieron de la ciudad y se dirigieron hacia el Sur. Estaban hartos de caminar por bosques. Ya que buscaban el enfrentamiento, preferían un lugar amplio, así que decidieron continuar utilizando los caminos. No vieron nada destacable. Alguna que otra casa aislada, arbustos marchitos, vehículos que llevaban siglos destruidos... Pero ni una sola señal de vida. Vev no sabía qué podía haber ocurrido en ese lugar, y no estaba seguro de si quería saberlo. A Zerek eso le daba igual. En cierta forma Vev envidiaba la simpleza de su compañero. Finalmente, llegaron al final del camino, que terminaba en un sendero que desembocaba en una playa de arena gris.

-Vev: “Parece que hemos llegado al otro extremo de la playa donde tu y yo nos encontramos.”

-Zerek: “Jajajaja. Y hemos tenido suerte. Mira allí.”

Vev miro hacia donde le indicaba Zerek. En la lejanía, Vev vio dos figuras.


 Tras la emboscada nocturna, Turin y Krill descansaron el resto de la noche. Al amanecer, y luego de tomarse cada uno una píldora de sustento, siguieron su camino. Iban campo a través, pero como el terreno no era muy accidentado, no suponía mucho problema. Finalmente, llegaron hasta unos acantilados que abrían paso a una playa. Decidieron que lo mejor era seguir avanzando bordeando la costa. Bajaron a la playa, y empezaron a caminar en dirección este junto a la orilla, hasta que Turín se paro en seco.

-Turin: “Mira allí...”

Krill miro a lo lejos. Dos siluetas se veían en la distancia. Un nuevo enfrentamiento iba a tener lugar. A decir verdad Turín lo prefería así, directo, sin emboscadas.

Cada pareja se encamino al encuentro de la otra, hasta que solo estuvieron a unos pasos de distancia.

-Zerek: “¡Jajajaja! ¡Debo de ser el mas afortunado de La Galaxia! ¡Mira por donde! ¡Turin! ¡Estas vivo! ¡Perfecto, ahora podré devolverte lo de la nariz con intereses!”

A Turin no le preocupaba tanto Zerek como Vev. Ellos eran los discípulos mas poderosos de Zork. En los entrenamientos estaban muy igualados. Turin y Zerek quedaron mirándose fijamente. De repente, tanto Vev como Turin notaron algo en su espalda. 

-Zerek: “¡Jajajaja! Has hecho un gran trabajo Krill!”

-Krill: ·Jajajaja muchas gracias Zerek. Ahora podremos vengarnos de Turin.”

Zerek  tenía colocada su rama-espada en la espalda de Vev, y Krill apoyaba  la punta de su cuchillo contra la de Turín. -¡Maldición!- Pensó Turin. – Lo habían planeado desde el principio. Me confié porque me ayudo contra Usk, y solo lo hizo para mantenerme vivo para Zerek -. Por su parte, Vev no podía dejar de maldecir su error de juicio para con Zerek.

-Zerek: “¡Jajajaja! Ahora Vev y tu luchareis a muerte. Os matareis el uno al otro y Krill y yo saldremos de aquí. ¡Venga! ¡Empezad!”

-Krill: “Jijijiji.”

Sin otra opción, Turín desenvaino su cuchillo y con la otra mano empuño la rama a modo de espada. Vev hizo lo mismo. Se miraron fijamente a los ojos durante unos segundos mas, y ambos asintieron a la vez. Entonces ambos salieron corriendo en dirección a su contrincante. Sin embargo, lo que ni Zerek ni Krill esperaban, era que Turin atacara al primero y Vev a la segunda. Sin mediar palabra, guiados únicamente por la ira provocada por la traición de Zerek y Krill, Turín y Vev hicieron una alianza para acabar con ellos de una vez por todas.

Vev se enzarzó en un intercambio de golpes con Krill. Cada uno atacaba con su respectivo cuchillo, parando y lanzando golpes. Tanto Krill como Vev sufrieron varios cortes de ataques que no pudieron evitar. Turin intercambiaba estocadas con Zerek. En el momento en que uno bloqueaba una, ya estaba lanzando otra. Ambas luchas estaban igualadas. Sin embargo, poco a poco se fue decantando para el lado de Turin y Vev. Este tenía un mayor domino del cuerpo a cuerpo que Krill, y cuando ella trató de apuñalarle, el se aparto y le agarro de la muñeca, le propino un codazo en el estomago y le clavo el cuchillo en el pecho. El cuerpo de Krill cayó sin vida en la arena gris.
Turín luchaba mas metódicamente con Zerek, a quien cegaba su odio hacia Turin, que solo debía esperar a una abertura en su defensa. Justo cuando Zerek logró derribarlo mediante una zancadilla, y se disponía a noquearlo con una estocada vertical hacia abajo, Turin vio su oportunidad, y lanzo un golpe hacia el cuello desprotegido de Zerek, que quedo ensartado por el arma de Turin en una postura grotesca, cual macabro trípode. Tras terminar cada uno su lucha, los dos se sentaron en la arena.

-Turin: “Pfff... ¿Crees que ya se acabo?”

-Vev: “Yo diría que si... Mira.”

Ambos vieron como ante ellos aterrizaba una nave Rakatana, y supieron que habían logrado superar la prueba de la Selección.

De camino a la Forja Estelar, Tanto Vev como Turin sintieron como La Fuerza penetraba en ellos de nuevo. Tras varios días sin sentir La Fuerza, sentirla de nuevo resultaba revitalizante. Por fin habían logrado salir de Nathema. Al llegar a la Forja Estelar, Zork´Thaur les estaba esperando.

-Zork´Thaur: “Bienvenidos de nuevo. Lo habéis hecho muy bien...”

Turin y Vev se inclinaron ante su Amo.

-Turin/Vev: “Gracias, maestro.”

-Zork´Thaur: “Ahora que estáis aquí, os informo de que habéis conseguido llegar a la fase final de la Selección.”

Turín: “¿Qué...?”

Zork´Thaur: “Oh... ¿No os lo dije? Aquellos que lograran salir con vida de Nathema deberán enfrentarse en combate mortal.”

-Vev: “¡No...!”

-Turin: “¡Tu...!”

-Zork´Thaur: “Jajaja... Eso es... Odiadme... Eso os hará mas fuerte...”

Turin y Vev lo miraron con una expresión de odio.

-Zork´Thaur: “Ahora escuchad. Vuestro duelo tendrá lugar aquí, y utilizareis el arma de los Sabuesos de La Fuerza, el Sable de la Fuerza. Es un arma cuyo secreto para crearla se perdió hace milenios, pero que mi clan ha preservado. Ahora os daré lo necesario para que creéis cada uno vuestro propio Sable de Fuerza, que utilizareis en vuestro duelo. Tenéis un mes para construirlo. Aprovechadlo bien... ¡Jajajaja!”

Turin y Vev no podían creerlo. Habían logrado sobrevivir al Infierno, y ahora ese logro resultaba en vano. ¿Acaso la crueldad de aquel maldito Rakatano no conocía limites? Abatidos, Turin y Vev fueron a curarse de sus heridas y a descansar, para recuperarse de un baño de sangre, que aun no había terminado...



domingo, 22 de marzo de 2015

Capítulo 2: Visión

Zork´Thaur es uno de los últimos  miembros de los Rakata, raza que en la antigüedad había gobernado la Galaxia con puño de hierro a través de su “Imperio Infinito”. El objetivo de Zork era reunir todo tipo de seres poderosos en la Fuerza, con el fin de formar un ejercito de “Sabuesos de la Fuerza” (Guerreros que en la antigüedad servían a los Rakata y a su Imperio) lo bastante poderoso como para poder cumplir con su objetivo: Conquistar de nuevo la Galaxia y fundar un nuevo Imperio Infinito.
Pero antes de eso, debían hacer algo de importancia capital: Asesinar al Emperador de los Sith. Como ya se dijo anteriormente, la Galaxia se encontraba en medio de una sanguinaria guerra: La "Gran Guerra Galáctica". En ella, el Resurgente Imperio Sith, que por siglos había permanecido escondido en las regiones desconocidas sumando territorios y ganando poder, trataba de destruir a la República y a los Caballeros Jedi, sus guardianes, con el fin de conquistar la Galaxia... O eso pensaban, pues Zork´Thaur sabía que la motivación de la conquista galáctica no era mas que un embuste del Malvado Emperador de los Sith, Lord Vitiate. Y es que, hace siglos, Ark´Thaur, ancestro de Zork´Thaur, se vio envuelto en un complot del consejo oscuro del Emperador para asesinar a este ultimo, puesto que descubrieron  que Vitiate logró hacerse inmortal mediante un Ritual que le permitió devorar la Fuerza de todos los seres vivos de Nathema, su planeta natal, convirtiendo a este en un páramo donde la Fuerza no existía, una total aberración de la misma existencia. Sin embargo, esto no era lo peor, puesto que Vitiate planeaba realizar este mismo ritual a escala Galáctica. Esto supondría la completa aniquilación de la vida en la Galaxia, por lo que Ark´Thaur antes, y Zork´Thaur ahora, pensaban que debían detenerlo costase lo que costase, pues no podían permitir que algo así le ocurriera a la Galaxia que, por derecho (según pensaban ellos) pertenecía a los Rakata. Por este mismo motivo, a lo largo de tres siglos, su clan empezó la construcción de una de las armas más temidas del Imperio Infinito, la “Forja Estelar”, una estación espacial que, alimentándose de la energía de una estrella alrededor de la cual orbitaba, y del poder del lado oscuro, era capaz de crear miles de armas, naves y Droides, con el fin de  crear un poderoso ejercito que, liderado por aquellos a quien Zork adiestraba, derrotara a Vitiate y restaurara la gloria del Imperio Infinito.

Irónicamente, la búsqueda de Zork para potenciar a su ejercito, le llevó a enviar a uno de sus Sabuesos de la Fuerza, Aurek, en misión a Mandalore para que consiguiera Acero Mandaloriano o "Beskar". Y fue gracias a esta misión, por la cual Zork´Thaur había conseguido a un discípulo muy prometedor: Turin Starwind.

Nada mas llegar Turin a manos de Zork, este lo dejó a cargo de unos Droides que le proporcionaban los cuidados básicos. Pero, en cuanto pudo empezar a andar, alrededor de los dos años, lo trasladaron junto a varios niños sensibles a La Fuerza, su “Camada”, como Zork los llamaba. Todos los niños miembros de la camada tenían mas o menos la misma edad de Turin. Todos vivían y dormían en la misma habitación. A cada miembro de la camada se le tatuaba en la mano derecha una letra del “Aurebesh” (sistema de escritura del idioma básico), y cada miembro era llamado por su letra. A Turin le tatuaron la letra "Resh" (7), y así fue llamado en adelante.

Aunque Zork´Thaur podía sentir que Turin era el que poseía mayor potencial en la Fuerza, había otros niños que contaban también con un gran potencial, especialmente, un niño a quienes le habían dado el nombre de "Vev" (Y), quien tenía la misma edad que Turin. La camada con la que contaba en ese momento le ofrecía muchísimas posibilidades. A partir de ese momento, ordenaría que a todos se les enseñara los conocimientos mas básicos sobre la fuerza, y luego les sometería a terribles pruebas con el objetivo de que solo queden los mas poderosos. Para ello tendrían que enseñarles a valerse del miedo y la ira, emociones fundamentales para el uso del lado oscuro. Emociones que él se ocuparía de provocar y fortalecer. 

Lo primero que hizo fue reunir a la camada en una oscura y amplia sala. A pesar de su corta edad, los niños no corrían, ni tampoco lloraban, o hacían el amago de jugar entre ellos. Todos estaban extrañamente callados, seguramente porque nunca habían conocido la alegría. Una vez estuvieron reunidos, apareció Zork flanqueado por dos de sus Sabuesos a la retaguardia. A pesar, o tal vez a causa del miedo que tenían los niños, ninguno se movió. Entonces, Zork´Thaur les habló:

-Zork: "Si... Puedo sentir vuestro miedo. Hacedlo crecer. Dejad que se convierta en ira, y la ira en odio, pues cuanto más fuerte sea vuestro odio, más poderosos seréis. No lo olvidéis: Yo solo necesito a los más fuertes."

Zork miró a cada miembro de la camada de uno en uno. Luego, siguió hablando:

-Zork: "Para ello, seréis sometidos a diversos entrenamientos a los que, en la antigüedad, se sometían los Sabuesos de la Fuerza del Imperio Infinito. Una vez que hayáis dominado los conocimientos básicos, se os someterá a una prueba de la cual solo saldrán con vida los más aptos. Poco a poco solo irán quedando los más fuertes de vosotros. Permitid que os dé una muestra lo que os espera...."

Y, al instante de pronunciar estas palabras, sus dos Sabuesos de la Fuerza se distanciaron del grupo, y empezaron a luchar entre ellos. Puñetazos, empujones, patadas, rayos, golpes de todo tipo, e incluso mordiscos. Los dos sabuesos peleaban entre si con una brutalidad indescriptible. Los niños pudieron ver como uno de ellos logro  arrancarle una oreja de un mordisco a su oponente, y aprovecho el momento en que este se reponía para terminar con su vida rompiéndole el cuello con la Fuerza.
Cuando este sangriento espectáculo llegó a su fin, Zork contempló las reacciones de la camada: Estaban en estado de Shock.

-Zork: "Este es el destino que les espera a los débiles. A partir de ahora, será Nen –Dijo señalando con el brazo al Sabueso de la Fuerza que había salido victorioso- quien os adiestrará en los conocimientos del lado oscuro. Cuando él os considere preparados, dará comienzo la “Selección”. Podéis retiraros..."

Poco a poco, los niños fueron desalojando la amplia sala. Antes de salir, Turin le dedicó una ultima mirada al cuerpo sin vida del Sabueso asesinado, y luego abandono la sala junto a su camada. Por el camino de vuelta a sus compartimentos, algunos de los pequeños empezaron a llorar en silencio, otros trataban de asimilar todo lo que acababan de ver. Turin tenía el corazón encogido, pues su mente infantil era incapaz de entender nada de aquello. 

Algunos días después, Nen comenzó a adiestrarles. Les sometía a un duro entrenamiento, tanto físico como mental. Les atormentaba con crueles trucos mentales para fortalecer su miedo, les hacía correr y realizar ejercicios físicos para potenciar sus cuerpos, les instigaba a que intentaran matarlo, diciéndoles que si no lo hacían, acabarían todos como  el sabueso al que él mato delante de ellos. La dureza y crueldad de este entrenamiento era tal, que muchos niños de la camada no pudieron soportarlo, pues sus mentes quedaban destrozadas por la constante tortura psicológica a la que eran sometidos. Sin embargo, también había casos en que, fuera de los entrenamientos, algunos niños trataban de asesinarse entre ellos, puesto que cuanta menos competencia tuvieran, más posibilidades tendrían de sobrevivir. A Turin trataron de asesinarle 2 veces; la primera vez a los 7 años de edad, una niña, Krill, trató de matarle mientras dormía estrangulándolo, pero Turin reacciono a tiempo y le devolvió el golpe, pero no la mató. La segunda vez ocurrió cuando Turin contaba con 9 años de edad, fue un niño, Zerek, mucho mas corpulento que Turin, el que intento matarlo de camino a su compartimento, un ataque sorpresa que Turin pudo prever gracias a la Fuerza., haciendo caer a Zerek y propinándole una patada en la cara, que le rompió la nariz.

Por supuesto, Zork estaba al tanto de todo esto, pero no le importaba, pues así eliminaría a la morralla antes de que empezara la verdadera selección. 

Cuando no estaban entrenando, Zork hacia que los niños recibieran instrucción acerca de la historia de la Galaxia, especialmente a lo concerniente a la cultura del Antiguo Imperio Infinito, y les explicaron los motivos por los que debían detener al Emperador Vitiate. Se les proporcionó información acerca de los Sith y los Jedi, para que conocieran a sus enemigos. Les hablaron acerca de los lores Sith mas importantes de la historia, desde Naga Sadow y Exar Kun a Darh Nihilus y Darth Traya, pasando por Darth Revan y Darth Malak, entre otros. Turin no podía evitar sentir cierta admiración por aquellos Sith. Al fin y al cabo, ellos solos eran capaces de poner en jaque a toda la Galaxia, y todos estuvieron a punto de conquistarla en mayor o menor medida. Oír acerca de las hazañas de aquellos antiguos Sith le resultaba inspirador, y memorizaba todo lo que podía de esas historias. 

Y así, habiendo cumplido Turin ya los 10 años de edad, fue el momento en el que  Nen decidió que ya era el momento de realizar la selección. Para ese momento, de los 20 niños que conformaron originalmente la camada, solo quedaban 10.

Durante esos años, Turin había comprendido cual era su objetivo: Sobrevivir a cualquier precio, un sentimiento que todos compartían. Esto les hacía odiar: Odiaban a Zork´Thaur por obligarles a pasar por todo aquello. Odiaban a Nen por torturarles con su maldito adiestramiento. Se odiaban entre ellos, puesto que los que en principio fueron compañeros eran ahora enemigos mortales. Y sobretodo, se odiaban a si mismos por no ser lo bastante fuertes como para poder imponerse a sus captores. No podían confiar en nadie, y, sin embargo, todos compartían un extraño vinculo a través de La Fuerza, un “Vinculo de Camada”, que les permitía sentir a todos sus compañeros allá donde estuviesen. Sin embargo, la fuerza de este vinculo variaba puesto que un par de miembros de la camada podían estar mas vinculados que otros. Turin, o mejor dicho, Resh, había establecido un vinculo de camada bastante fuerte con Vev, tal vez debido a que en los entrenamientos, siempre habían estado mas o menos a la par, y esto les había llevado a tenerse una especie de respeto mutuo.

Finalmente, el día de la Selección llegó. Zork hizo que los 10 supervivientes se reunieran delante de una gran puerta cerrada, en cuyo centro se encontraba grabado el emblema del Imperio Infinito.

-Zork: "Muy bien. Al fin ha llegado el momento en el que se decidirá quienes de  vosotros son dignos de unirse a nuestra gloriosa causa. Pero antes de explicaros lo que debéis hacer, venid conmigo. Voy a mostraros algo..."

Tras decir esto, Zork  coloco la mano sobre el emblema de la puerta. Esta se abrió de par en par. 

Zork la cruzó con tranquilidad, y la camada hizo lo propio. La sala estaba sumida en la penumbra, pues aunque estaba oscuro, había una tenue luz que le daba a aquella sala un aspecto lúgubre. Pero una vez que todos estuvieron dentro, las luces se encendieron. Turin no pudo creer lo que vio. La estancia era enorme, y estaba repleta de lo que parecían ser cientos de sarcófagos, en cuyo  interior permanecían dormidos cientos de hombres y mujeres ataviados con oscuras armaduras.

Tras un momento sin decir nada, Zork volvió a hablar:

-Zork: "¿Qué os parece? Durante 300 años, mis Ancestros y yo nos hemos dedicado a buscar, reunir y a adiestrar a los mejores Sabuesos de la Fuerza. Una vez completaban su adiestramiento, los poníamos a dormir en estas cámaras de animación suspendida para que, tarde o temprano, estos guerreros tenebrosos pudieran despertar y cumplir con su misión: ¡Dirigir a nuestro Infinito ejercito Droide hasta la Victoria! Aquellos de vosotros que logréis sobrevivir a la selección se unirán a estos Guerreros. Y puede que, tras 300 años durmiendo, haya llegado la hora de despertarlos. Así que vosotros seréis la última camada que adiestre antes de que entremos en Guerra."

Los niños contemplaban fascinados aquella enorme habitación. Algunos de esos hombres y mujeres llevaban 300 años durmiendo, esperando el momento en que su amo y señor les reclamara para que cumplieran su cometido. A Turin, en cierta manera, le daban algo de lastima.

-Zork: "Muy bien, ahora os explicaré en que consistirá la selección. Como bien sabéis, esta Estación orbita sobre un planeta llamado Nathema.  Cada uno de vosotros será enviado a un rincón aleatorio del planeta. Una vez en tierra, debéis localizar a cualquiera de los demás contendientes, y acabar con ellos. La prueba terminará dentro de 3 días. Aquellos que sigan vivos hasta entonces superaran esta prueba. Marchaos ya."

Los 10 niños fueron guiados por Nen hasta el puerto espacial de la Forja Estelar, donde se encontraban preparadas 10 cápsulas de escape con destino a Nathema. A cada niño se le dio un cinturón con algunas provisiones, y se les coloco en un tobillo un Grillete a cada uno que transmitía su localización a los Ordenadores de la Forja Estelar, para que Zork tuviera controlada la ubicación de cada uno. Tras esto, los 10 niños se metieron en sus respectivas capsulas, y cuando todos estuvieron preparados, las cápsulas fueron lanzadas hacia el planeta. 

Mientras su cápsula se dirigía hacia la superficie de Nathema, Turin pudo contemplar la brillante luz
solar por primera vez en su vida, por lo que el sol le cegó momentáneamente. En ese preciso instante, Turin empezó a tener unas extrañas visiones: Un ejercito Rakatano enfrentándose salvajemente a una raza desconocida en una cruenta y sangrienta Guerra. También podía ver los rostros de varios caballeros Jedi, que de alguna manera se encontraban atrapados en el conflicto. Y, presidiendo la visión, una inmensa Torre coronada por una estructura esférica que poseía un gran ventanal en forma de Ojo. La visión se fue acercando cada vez mas a este ventanal, en cuyo interior pudo distinguir una silueta. No podía distinguir de quien se trataba, pues iba encapuchado y enmascarado, pero sabía que lo estaba mirando. Finalmente, la visión dio paso a la Oscuridad. 
Turin, incapaz de asimilar todo lo que acababa de contemplar dentro de su cabeza, cayó inconsciente.

Mientras contemplaba por el monitor como las Cápsulas aterrizaban en distintos puntos de Nathema, Zork sonrió maliciosamente.

viernes, 6 de marzo de 2015

Capítulo 1: El encuentro

Año 3.663 antes de la Batalla de Yavín IV, 32.790 años después de la creación de la Orden Je´daii, que evolucionarían hasta convertirse en los Caballeros Jedi, Guardianes de la paz y la Justicia en la Galaxia, esta se encuentra ahora sumida en un nuevo conflicto: “La Gran Guerra Galáctica”, que enfrenta a las Fuerzas de la República Galáctica, lideradas por los Caballeros Jedi, contra el Resurgente Imperio Sith, servidores del lado oscuro y enemigos de los Jedi, liderado por su Oscuro Emperador, Lord Vitiate. La Guerra se ha extendido ya a miles de Sistemas Estelares, y no parece que el conflicto vaya a acabar pronto.

En medio de todo este Caos, una nave de cargamento ligero viaja  por el Espacio, que avanza rápidamente por los territorios del Borde Exterior. La nave es pilotada por una única  persona. Un varón Humano, de mediana edad, corpulento, de cabello claro y con una barba de tres días. Su nombre era Aurek, y se dirigía hacia el Planeta Mandalore por una orden de su amo y maestro. Ese era su cometido en la vida, oír y obedecer. Ser una mera herramienta para su señor. Esto era lo único que conocía, y no le importaba, pues no había conocido otra cosa. Una vez divisó el Planeta, se preparo para entrar en la Atmósfera y a prepararse para el aterrizaje. Decidió aterrizar en un lugar apartado. Una vez en tierra, comenzaría su misión: Localizar a un buen proveedor de Beskar, o Acero Mandaloriano, un metal casi indestructible, capaz incluso de resistir el ataque de una Espada de luz, por lo que para su Amo  era imprescindible. Si en Mandalore no tenía suerte, entonces probaría a buscar en Concordia, la Luna de Mandalore.

Una vez aterrizó la nave y habiéndola dejado bien oculta, se puso una larga túnica marrón, y se ajusto la capucha para ocultar su rostro. Decidió comenzar su búsqueda dirigiéndose a Keldabe, la capital del Planeta. Según sus datos, el mejor lugar de esa ciudad donde buscar información era el "Oyu´Baat", la cantina más antigua de Mandalore, lugar donde se reunían varios lideres de clanes Mandalorianos y demás gente importante. Aurek pensó que ese era el lugar perfecto para buscar. Después de atravesar la “Chortav Meshurkaane” (calle comercial), entró en el local. Vio que no parecía haber demasiados Guerreros allí, seguramente debido a la Guerra. Aurek se sintió aliviado, así habría menos posibilidades de que se iniciara una trifulca. Empezó a caminar y a mirar alrededor de la gran Cantina, contemplando a todos los que hablaban y conversaban, sondeándolos con La Fuerza, para que esta le indicara si alguno de ellos podía serle de utilidad. No sintió nada especial, así que decidió empezar a preguntar al azar. Entre uno y otro, reunió los nombres de posibles buenos vendedores, pero desgraciadamente ninguno se encontraba allí, así que antes de partir en busca de alguno de ellos, decidió tomarse un refrigerio. Se sentó en un asiento libre junto a la barra, y empezó a beber. Cuando iba ya por la mitad del vaso, alguien se sentó cerca de él en la barra. Cuando Aurek miró de quien se trataba, vio que era un hombre mayor, de casi sesenta años, de larga barba y cabellera grisáceas, y muy musculoso. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Aurek era que aquel hombre era bastante potente en La Fuerza. –Póngame cualquier bebida fuerte, tabernero- Aurek observó como el tabernero le servía a aquel hombre, y oyó como el tabernero se refirió al anciano como Fen´to. Este, sin mediar palabra, se bebió el contenido de su vaso de un trago. El hombre parecía estar completamente abatido. Tras pensárselo un momento, Aurek se sentó a su lado.

-Aurek: Tabernero, sírvanos dos bebidas mas, a esta ronda invito yo.

-Fen´to: Gracias amigo.


Al servirles las bebidas, el tabernero le pregunto al anciano:

-Tabernero: ¿Cómo sigue tu hija?

-Fen´to: Igual de mal... No soporto verla así...

Sus palabras rezumaban tristeza e impotencia. Tras pronunciarlas, Fen´to se bebió de un trago la bebida recién traída.

-Tabernero: Vaya... Lo siento mucho...

-Aurek: ¿Puedo preguntar que le ocurre a su hija?

-Fen´do: ¿A ti qué te importa?

-Aurek: Tal vez podría ayudarla.

-Fen´to: ¿Acaso eres medico? No lo pareces...

-Aurek: Piensa lo que quieras. Pero tal vez pueda ayudarla. Si no me lo permites, y ella muere, te arrepentirás de no haberme dejado ayudarla. ¡Vamos! dime que le ocurre.

Tras pensárselo un momento, Fen´to accedió.

-Fen´to: Mi hija siempre ha tenido una salud muy débil, ¡Pero desde que dio a luz hace unos días, se encuentra de mal en peor! ¡No ha dejado de tener fiebre desde entonces!¡Necesita un maldito medico! ¡Pero la mayoría de los buenos doctores se encuentran fuera debido a la Guerra, y los que quedan aquí son unos inútiles que no saben como tratarla! No se que hacer. Prácticamente ya la he dado por perdida.

-Aurek: Mmmm... Has sido afortunado. No soy medico, pero conozco bastantes de métodos de curación. Si me lleva ante ella tal vez pueda tratarla.

-Fen´do: ¿Y tu quien eres?

-Aurek: ¡Ah! Discúlpeme, Me llamo Bau.

-Fen´do: Me llamo Fen´do. Fen´do Vizla.

-Aurek: Encantado de conocerle. ¿Acepta mi ayuda o no?

-Fen´do: Estoy desesperado. ¡Ven! ¡Sígueme!

Los dos hombres salieron a paso veloz de la cantina. En realidad, lo que había hecho que Aurek fuera con Fen´do  no era por motivos altruistas, sino porque si este era fuerte en La Fuerza, tal vez su hija o su nieto también lo fueran. Y de ser así, a su Maestro le interesarían. Ya seguiría con su misión luego. Debía seguir su olfato de Sabueso. Ambos hombres salieron de la ciudad y se internaron en el bosque que la rodeaba. Los dos hombres corrieron por el bosque durante un rato, y Aurek supuso que Fen´do vivía apartado de la ciudad para que su hija pudiera estar tranquila. Finalmente llegaron a la casa. Fen´do entro corriendo, y Aurek le siguió. Al entrar en la casa tuvo una sensación extraña. Observó la casa brevemente, mientras la recorría, hasta llegar a una habitación donde se encontraba Fen´do con su hija.

-Fen´do: Kisara, ¡Hija mía! ¡Estoy aquí! ¡Resiste!

Kisara permanecía tumbada en la cama. Estaba inconsciente y deliraba. Repetía el mismo nombre una y otra vez –Turin, Turin- La chica era joven, de poco mas de 25 años, y muy hermosa. Sin embargo, Aurek sintió que ella no había heredado el potencial en la Fuerza de su padre. Pero, junto a la cama, yacía en una cuna un pequeño niño recién nacido, que los miraba fijamente, curioso. Al verlo no podía creerlo. Sentía en él un  potencial inaudito. Era ese niño quien provocó aquella extraña sensación que Aurek sintió al entrar en la casa. Sin duda La Fuerza lo había guiado hasta ese lugar. Sin embargo, se acerco primero a Fen´do y a Kisara, poniéndole una mano en la frente. Aurek cerro los ojos y se concentró. Al instante, Kisara dejó de delirar y se quedo algo mas tranquila.

-Fen´do: Increíble... ¿Cómo...?

-Aurek: Ahora estará mas tranquila... Por cierto, ¿Quién es Turin?

-Fen´do: ¿Qué? Ah, es ese pequeño de ahí. Su hijo. Mi nieto.

Fen´do miró con cariño al bebé.

-Aurek: Ya veo. Pero, ¿Y el padre del niño?

-Fen´do: Ah si... Era un miembro del clan Starwind. Se marchó a luchar en la Guerra antes de que mi hija diera a luz. Ya sabes... A decir verdad, me hubiera gustado ir a pelear a mi también. Se que soy viejo, pero aun así, como todo Guerrero Mandaloriano, deseo acabar mis días con una muerte digna. No obstante elegí quedarme con mi hija para cuidarla.

-Aurek: Cuidar de la familia no es un cometido indigno.

-Fen´do: Ya... Supongo que no...

Tras un momento de silencio, Aurek habló:

-Aurek: Escucha, respecto al estado de tu hija, seré franco contigo... La enfermedad la esta consumiendo poco a poco. Mientras este junto a ella puedo mantener la enfermedad bajo control, pero no curarla. Necesita medicina urgente. En mi nave tengo el equipo suficiente como para intentar hacer algo mas por ella, pero no puedo moverme de aquí. Te diré donde se encuentra y qué es lo que tienes que traerme. No podemos perder más tiempo.

Aurek le dio una lista de todo lo que necesitaba, y Fen´do salió sin demora en busca de la nave. Sin Embargo, Aurek tenía otros planes. Apartó la mano de la frente de Kirasa y salió tras el anciano camino a su nave. Aun con La Fuerza como apoyo, le costó seguir el ritmo de Fen´do, pues era un Guerrero veterano. Sin embargo, durante todo el camino el viejo guerrero no se percato de que Aurek lo seguía, y así fue hasta que llegaron hasta la Nave de carga  de Aurek. Cuando Fen´do entró en la nave para buscar los equipos, Aurek se escabulló detrás de él en la nave. Fen´do estaba tan concentrado buscando el equipamiento medico que necesitaba, que no se dio cuenta de la presencia de Aurek hasta que se dio la vuelta, sorprendiéndose al encontrar al propietario de la nave allí en lugar de estar junto a su hija.

-Fen´do: Bau... ¿Qué haces aq...?

Pero Fen´do nunca pudo acabar esa frase, puesto que Aurek empezó a estrangularle con La Fuerza. Tras agitarse y convulsionar varias veces, su cuello cedió y se le partió, muriendo en el acto.

-Aurek: Me llamo Aurek.

Aurek colocó el cuerpo dentro de un “Capullo medicinal” regulando la temperatura para evitar la descomposición del cuerpo, y tras coger otro capullo, partió de regreso a la casa de Fen´do. Una vez allí, se situó junto a Kisara. 

-Aurek: Lo lamento, mujer. Pero me temo que tu enfermedad te habría acabado matando igualmente...

Kisara, entre delirios, solo pronunciaba un nombre, -Turin... Turin...- Sin esperar mas, Aurek empezó a estrangularla con La Fuerza. El cuerpo de la mujer se encontraba tan débil que cedió enseguida, exhalando su ultimo suspiro. Una vez hecho esto, Aurek cogió en brazos al niño, Turin, y se lo llevó a la nave, junto al cuerpo de su madre, que iba recostado en el capullo medico. Tras subirse en su nave y acomodar los cuerpos sin vida de Fen´do y Kisara, y de asegurar al pequeño que llevaba consigo, despegó del Planeta Mandalore hacia donde lo Esperaba su Maestro. Aurek podría volver mas adelante a por el Beskar. Estaba seguro de que su maestro estaría satisfecho con lo que le llevaba. Aurek miró al pequeño Turin, que estaba dormido.

-Aurek: Lo siento mucho pequeño Turin Starwind. A partir de ahora serás como yo. Tu destino solo te alberga Oscuridad y Tinieblas, y una vida de servidumbre. No hay esperanza para ti.

La Nave de Aurek estaba llegando a su destino. Una Gran Estación Espacial que de alguna manera absorbía la Energía del Sol de un Planeta llamado Nathema. Había llegado a la “Forja Estelar”, donde su amo esperaba. La visión de esa gran estructura era sobrecogedora. Una vez que aterrizó la nave, saco los cuerpos de Fen´do y Kisara, y cogió en brazos a Turin, que se removía en ellos, y se dirigió a la sala donde sabía que su maestro se encontraba. Tras llamar a la puerta, esta se abrió por si sola, por lo que Aurek entro en una gran habitación, redonda y amplia, con grandes ventanales, en cuyo centro había un trono, donde se encontraba sentada una figura humanoide. Aurek avanzó, y al llegar frente al trono, se arrodillo ante el.

-Aurek: Maestro...

-Maestro: Bienvenido de nuevo, mi fiel Aurek. Infórmame...

-Aurek: Maestro, no he traído el Beskar como me pidió, pero le traigo algo que estoy seguro que le interesará más. Contemplad.

Aurek levanto al pequeño Turin para mostrárselo a su maestro.

-Aurek: Se llama Turin Starwind, un niño Mandaloriano, mi señor. ¿Podéis sentir su Poder?

El maestro de Aurek miró al pequeño Turin, y cerró los ojos, concentrándose en él.

-Maestro: Mmm... Si... El potencial de este niño en la fuerza es... Indescriptible...

Entonces el Maestro de Aurek se levanto, y extendió sus brazos para que Aurek le entregara al niño. Este lo hizo obedientemente. Su maestro, al tener al niño entre sus brazos, pudo sentir su Fuerza. Esta fluía de manera natural a través de él.  No se parecía en nada a otros sensibles a La Fuerza que hubiera conocido. El Maestro supo que ese niño le seria vital en el Futuro.

-Maestro: Has hecho un gran descubrimiento. Te felicito, Sabueso Aurek.

-Aurek: Sus palabras me honran, Maestro. También le he traído los cuerpos del abuelo y la madre del niño, mi señor, por si teníais hambre.

-Maestro: Muy considerado por tu parte, Sabueso Aurek. 3 cuerpos me saciaran durante un tiempo...

-Aurek: ¿Tres cuerpos mi señor?

-Maestro: ¿Acaso me tomas por un idiota, Sabueso Aurek? ¿A mi, al gran Zork´Thaur, ultimo de los Rakata y heredero del Imperio Infinito? No has cumplido con tu cometido de traerme el Acero Mandaloriano, así que tu también formaras parte de mi cena. Un Sabueso de La Fuerza que no cumple mis ordenes no me sirve para nada.

Al oír esto, Aurek entro en pánico.

-Aurek: ¡Maestro! ¡No!¡Por Fav...!

Sin embargo, Zork no esperó a oír las suplicas de su Sabueso y lo ejecutó descargando sobre aquel desdichado multitud de rayos de La Fuerza. Turin contempló la ejecución fijamente. Los destellos de los rayos se reflejaban en sus ojos. El cuerpo sin vida de Aurek cayo al suelo humeando.

-Zork: Ordenare que preparen tu cuerpo junto con el de los otros dos. Me servirás mejor de alimento que como Sabueso...

Zork sostuvo en sus brazos al pequeño Turín. Lo contemplo.

-Zork: A partir de ahora serás adiestrado como un “Sabueso de La Fuerza”. Espero que no me decepciones, o acabaras como esto –dijo lanzando una mirada de desdén al cuerpo inerte de Aurek- Pero si me demuestras tu valía, serás una pieza fundamental para la culminación de todos mis objetivos.

La boca de Zork esbozó una sonrisa cruel, mostrando sus afilados dientes. Turin empezó a llorar.

El llanto del pequeño Turin resonó por toda la sala.