Año 3.663 antes de la Batalla de Yavín IV, 32.790 años
después de la creación de la Orden Je´daii, que evolucionarían hasta
convertirse en los Caballeros Jedi, Guardianes de la paz y la Justicia en la
Galaxia, esta se encuentra ahora sumida en un nuevo conflicto: “La Gran
Guerra Galáctica”, que enfrenta a las Fuerzas de la República Galáctica, lideradas por
los Caballeros Jedi, contra el Resurgente Imperio Sith, servidores del lado
oscuro y enemigos de los Jedi, liderado por su Oscuro Emperador, Lord Vitiate.
La Guerra se ha extendido ya a miles de Sistemas Estelares, y no parece que el
conflicto vaya a acabar pronto.
En medio de todo este Caos, una nave de cargamento ligero
viaja por el Espacio, que avanza
rápidamente por los territorios del Borde Exterior. La nave es pilotada por una
única persona. Un varón Humano, de
mediana edad, corpulento, de cabello claro y con una barba de tres días. Su
nombre era Aurek, y se dirigía hacia el Planeta Mandalore por una orden de su amo
y maestro. Ese era su cometido en la vida, oír y obedecer. Ser una mera
herramienta para su señor. Esto era lo único que conocía, y no le importaba,
pues no había conocido otra cosa. Una vez divisó el Planeta, se preparo para
entrar en la Atmósfera y a prepararse para el aterrizaje. Decidió aterrizar en
un lugar apartado. Una vez en tierra, comenzaría su misión: Localizar a un buen
proveedor de Beskar, o Acero Mandaloriano, un metal casi indestructible, capaz
incluso de resistir el ataque de una Espada de luz, por lo que para su Amo era imprescindible. Si en Mandalore no tenía
suerte, entonces probaría a buscar en Concordia, la Luna de Mandalore.
Una vez aterrizó la nave y habiéndola dejado bien oculta, se
puso una larga túnica marrón, y se ajusto la capucha para ocultar su rostro.
Decidió comenzar su búsqueda dirigiéndose a Keldabe, la capital del Planeta.
Según sus datos, el mejor lugar de esa ciudad donde buscar información era el "Oyu´Baat", la cantina más antigua de Mandalore, lugar donde se reunían varios
lideres de clanes Mandalorianos y demás gente importante. Aurek pensó que ese
era el lugar perfecto para buscar. Después de atravesar la “Chortav
Meshurkaane” (calle comercial), entró en el local. Vio que no parecía haber
demasiados Guerreros allí, seguramente debido a la Guerra. Aurek se sintió
aliviado, así habría menos posibilidades de que se iniciara una trifulca.
Empezó a caminar y a mirar alrededor de la gran Cantina, contemplando a todos
los que hablaban y conversaban, sondeándolos con La Fuerza, para que esta le
indicara si alguno de ellos podía serle de utilidad. No sintió nada especial,
así que decidió empezar a preguntar al azar. Entre uno y otro, reunió los
nombres de posibles buenos vendedores, pero desgraciadamente ninguno se
encontraba allí, así que antes de partir en busca de alguno de ellos, decidió
tomarse un refrigerio. Se sentó en un asiento libre junto a la barra, y empezó a beber. Cuando
iba ya por la mitad del vaso, alguien se sentó cerca de él en la barra. Cuando
Aurek miró de quien se trataba, vio que era un hombre mayor, de casi sesenta
años, de larga barba y cabellera grisáceas, y muy musculoso. Sin embargo, lo que
más llamó la atención de Aurek era que aquel hombre era bastante potente en La
Fuerza. –Póngame cualquier bebida fuerte, tabernero- Aurek observó como el
tabernero le servía a aquel hombre, y oyó como el tabernero se refirió al
anciano como Fen´to. Este, sin mediar palabra, se bebió el contenido de su vaso
de un trago. El hombre parecía estar completamente abatido. Tras pensárselo un
momento, Aurek se sentó a su lado.
-Aurek: Tabernero, sírvanos dos bebidas mas, a esta ronda
invito yo.
-Fen´to: Gracias amigo.
Al servirles las bebidas, el tabernero le pregunto al
anciano:
-Tabernero: ¿Cómo sigue tu hija?
-Fen´to: Igual de mal... No soporto verla así...
Sus palabras rezumaban tristeza e impotencia. Tras
pronunciarlas, Fen´to se bebió de un trago la bebida recién traída.
-Tabernero: Vaya... Lo siento mucho...
-Aurek: ¿Puedo preguntar que le ocurre a su hija?
-Fen´do: ¿A ti qué te importa?
-Aurek: Tal vez podría ayudarla.
-Fen´to: ¿Acaso eres medico? No lo pareces...
-Aurek: Piensa lo que quieras. Pero tal vez pueda ayudarla.
Si no me lo permites, y ella muere, te arrepentirás de no haberme dejado
ayudarla. ¡Vamos! dime que le ocurre.
Tras pensárselo un momento, Fen´to accedió.
-Fen´to: Mi hija siempre ha tenido una salud muy débil,
¡Pero desde que dio a luz hace unos días, se encuentra de mal en peor! ¡No ha
dejado de tener fiebre desde entonces!¡Necesita un maldito medico! ¡Pero la
mayoría de los buenos doctores se encuentran fuera debido a la Guerra, y los
que quedan aquí son unos inútiles que no saben como tratarla! No se que hacer.
Prácticamente ya la he dado por perdida.
-Aurek: Mmmm... Has sido afortunado. No soy medico, pero
conozco bastantes de métodos de curación. Si me lleva ante ella tal vez pueda
tratarla.
-Fen´do: ¿Y tu quien eres?
-Aurek: ¡Ah! Discúlpeme, Me llamo Bau.
-Fen´do: Me llamo Fen´do. Fen´do Vizla.
-Aurek: Encantado de conocerle. ¿Acepta mi ayuda o no?
-Fen´do: Estoy desesperado. ¡Ven! ¡Sígueme!
Los dos hombres salieron a paso veloz de la cantina. En
realidad, lo que había hecho que Aurek fuera con Fen´do no era por motivos altruistas, sino porque
si este era fuerte en La Fuerza, tal vez su hija o su nieto también lo fueran.
Y de ser así, a su Maestro le interesarían. Ya seguiría con su misión luego.
Debía seguir su olfato de Sabueso. Ambos hombres salieron de la ciudad y se
internaron en el bosque que la rodeaba. Los dos hombres corrieron por el bosque
durante un rato, y Aurek supuso que Fen´do vivía apartado de la ciudad para que
su hija pudiera estar tranquila. Finalmente llegaron a la casa. Fen´do entro
corriendo, y Aurek le siguió. Al entrar en la casa tuvo una sensación extraña.
Observó la casa brevemente, mientras la recorría, hasta llegar a una habitación
donde se encontraba Fen´do con su hija.
-Fen´do: Kisara, ¡Hija mía! ¡Estoy aquí! ¡Resiste!
Kisara permanecía tumbada en la cama. Estaba inconsciente y deliraba.
Repetía el mismo nombre una y otra vez –Turin, Turin- La chica era joven, de
poco mas de 25 años, y muy hermosa. Sin embargo, Aurek sintió que ella no había
heredado el potencial en la Fuerza de su padre. Pero, junto a la cama, yacía en
una cuna un pequeño niño recién nacido, que los miraba fijamente, curioso. Al
verlo no podía creerlo. Sentía en él un
potencial inaudito. Era ese niño quien provocó aquella extraña sensación
que Aurek sintió al entrar en la casa. Sin duda La Fuerza lo había guiado hasta
ese lugar. Sin embargo, se acerco primero a Fen´do y a Kisara,
poniéndole una mano en la frente. Aurek cerro los ojos y se concentró. Al
instante, Kisara dejó de delirar y se quedo algo mas tranquila.
-Fen´do: Increíble... ¿Cómo...?
-Aurek: Ahora estará mas tranquila... Por cierto, ¿Quién es
Turin?
-Fen´do: ¿Qué? Ah, es ese pequeño de ahí. Su hijo. Mi nieto.
Fen´do miró con cariño al bebé.
-Aurek: Ya veo. Pero, ¿Y el padre del niño?
-Fen´do: Ah si... Era un miembro del clan Starwind. Se
marchó a luchar en la Guerra antes de que mi hija diera a luz. Ya sabes... A
decir verdad, me hubiera gustado ir a pelear a mi también. Se que soy viejo,
pero aun así, como todo Guerrero Mandaloriano, deseo acabar mis días con una
muerte digna. No obstante elegí quedarme con mi hija para cuidarla.
-Aurek: Cuidar de la familia no es un cometido indigno.
-Fen´do: Ya... Supongo que no...
Tras un momento de silencio, Aurek habló:
-Aurek: Escucha, respecto al estado de tu hija, seré franco
contigo... La enfermedad la esta consumiendo poco a poco. Mientras este junto a
ella puedo mantener la enfermedad bajo control, pero no curarla. Necesita
medicina urgente. En mi nave tengo el equipo suficiente como para intentar
hacer algo mas por ella, pero no puedo moverme de aquí. Te diré donde se
encuentra y qué es lo que tienes que traerme. No podemos perder más tiempo.
Aurek le dio una lista de todo lo que necesitaba, y Fen´do
salió sin demora en busca de la nave. Sin Embargo, Aurek tenía otros planes.
Apartó la mano de la frente de Kirasa y salió tras el anciano camino a su nave.
Aun con La Fuerza como apoyo, le costó seguir el ritmo de Fen´do, pues era un
Guerrero veterano. Sin embargo, durante todo el camino el viejo guerrero no se
percato de que Aurek lo seguía, y así fue hasta que llegaron hasta la Nave de
carga de Aurek. Cuando Fen´do entró en
la nave para buscar los equipos, Aurek se escabulló detrás de él en la nave.
Fen´do estaba tan concentrado buscando el equipamiento medico que necesitaba,
que no se dio cuenta de la presencia de Aurek hasta que se dio la vuelta,
sorprendiéndose al encontrar al propietario de la nave allí en lugar de estar
junto a su hija.
-Fen´do:
Bau... ¿Qué haces aq...?
Pero Fen´do nunca pudo acabar esa frase, puesto que Aurek
empezó a estrangularle con La Fuerza. Tras agitarse y convulsionar varias
veces, su cuello cedió y se le partió, muriendo en el acto.
-Aurek: Me llamo Aurek.
Aurek colocó el cuerpo dentro de un “Capullo medicinal”
regulando la temperatura para evitar la descomposición del cuerpo, y tras coger
otro capullo, partió de regreso a la casa de Fen´do. Una vez allí, se situó junto
a Kisara.
-Aurek: Lo lamento, mujer. Pero me temo que tu enfermedad te
habría acabado matando igualmente...
Kisara, entre delirios, solo pronunciaba un nombre,
-Turin... Turin...- Sin esperar mas, Aurek empezó a estrangularla con La
Fuerza. El cuerpo de la mujer se encontraba tan débil que cedió enseguida,
exhalando su ultimo suspiro. Una vez hecho esto, Aurek cogió en brazos al niño,
Turin, y se lo llevó a la nave, junto al cuerpo de su madre, que iba recostado
en el capullo medico. Tras subirse en su nave y acomodar los cuerpos sin vida
de Fen´do y Kisara, y de asegurar al pequeño que llevaba consigo, despegó del
Planeta Mandalore hacia donde lo Esperaba su Maestro. Aurek podría volver mas
adelante a por el Beskar. Estaba seguro de que su maestro estaría satisfecho
con lo que le llevaba. Aurek miró al pequeño Turin, que estaba dormido.
-Aurek: Lo siento mucho pequeño Turin Starwind. A partir de
ahora serás como yo. Tu destino solo te alberga Oscuridad y Tinieblas, y una
vida de servidumbre. No hay esperanza para ti.
La Nave de Aurek estaba llegando a su destino. Una Gran
Estación Espacial que de alguna manera absorbía la Energía del Sol de un
Planeta llamado Nathema. Había llegado a la “Forja Estelar”, donde su amo
esperaba. La visión de esa gran estructura era sobrecogedora. Una vez que
aterrizó la nave, saco los cuerpos de Fen´do y Kisara, y cogió en brazos a
Turin, que se removía en ellos, y se dirigió a la sala donde sabía que su
maestro se encontraba. Tras llamar a la puerta, esta se abrió por si sola, por
lo que Aurek entro en una gran habitación, redonda y amplia, con grandes
ventanales, en cuyo centro había un trono, donde se encontraba sentada una
figura humanoide. Aurek avanzó, y al llegar frente al trono, se arrodillo ante
el.
-Aurek: Maestro...
-Maestro: Bienvenido de nuevo, mi fiel Aurek. Infórmame...
-Aurek: Maestro, no he traído el Beskar como me pidió, pero
le traigo algo que estoy seguro que le interesará más. Contemplad.
Aurek levanto al pequeño Turin para mostrárselo a su maestro.
-Aurek: Se llama Turin Starwind, un niño Mandaloriano, mi
señor. ¿Podéis sentir su Poder?
El maestro de Aurek miró al pequeño Turin, y cerró los ojos,
concentrándose en él.
-Maestro: Mmm... Si... El potencial de este niño en la
fuerza es... Indescriptible...
Entonces el Maestro de Aurek se levanto, y extendió sus
brazos para que Aurek le entregara al niño. Este lo hizo obedientemente. Su
maestro, al tener al niño entre sus brazos, pudo sentir su Fuerza. Esta fluía
de manera natural a través de él. No se
parecía en nada a otros sensibles a La Fuerza que hubiera conocido. El Maestro
supo que ese niño le seria vital en el Futuro.
-Maestro: Has hecho un gran descubrimiento. Te felicito,
Sabueso Aurek.
-Aurek: Sus palabras me honran, Maestro. También le he
traído los cuerpos del abuelo y la madre del niño, mi señor, por si teníais
hambre.
-Maestro: Muy considerado por tu parte, Sabueso Aurek. 3
cuerpos me saciaran durante un tiempo...
-Aurek: ¿Tres cuerpos mi señor?
-Maestro: ¿Acaso me
tomas por un idiota, Sabueso Aurek? ¿A mi, al gran Zork´Thaur, ultimo de los
Rakata y heredero del Imperio Infinito? No has cumplido con tu cometido de
traerme el Acero Mandaloriano, así que tu también formaras parte de mi cena. Un
Sabueso de La Fuerza que no cumple mis ordenes no me sirve para nada.
Al oír esto, Aurek entro en pánico.
-Aurek: ¡Maestro! ¡No!¡Por Fav...!
Sin embargo, Zork no esperó a oír las suplicas de su Sabueso
y lo ejecutó descargando sobre aquel desdichado multitud de rayos de La Fuerza.
Turin contempló la ejecución fijamente. Los destellos de los rayos se
reflejaban en sus ojos. El cuerpo sin vida de Aurek cayo al suelo humeando.
-Zork: Ordenare que preparen tu cuerpo junto con el de los
otros dos. Me servirás mejor de alimento que como Sabueso...
Zork sostuvo en sus brazos al pequeño Turín. Lo contemplo.
-Zork: A partir de ahora serás adiestrado como un “Sabueso
de La Fuerza”. Espero que no me decepciones, o acabaras como esto –dijo
lanzando una mirada de desdén al cuerpo inerte de Aurek- Pero si me demuestras
tu valía, serás una pieza fundamental para la culminación de todos mis objetivos.
La boca de Zork esbozó una sonrisa cruel, mostrando sus
afilados dientes. Turin empezó a llorar.
El llanto del pequeño Turin resonó por toda la sala.
No hay comentarios:
Publicar un comentario