viernes, 6 de marzo de 2015

Capítulo 1: El encuentro

Año 3.663 antes de la Batalla de Yavín IV, 32.790 años después de la creación de la Orden Je´daii, que evolucionarían hasta convertirse en los Caballeros Jedi, Guardianes de la paz y la Justicia en la Galaxia, esta se encuentra ahora sumida en un nuevo conflicto: “La Gran Guerra Galáctica”, que enfrenta a las Fuerzas de la República Galáctica, lideradas por los Caballeros Jedi, contra el Resurgente Imperio Sith, servidores del lado oscuro y enemigos de los Jedi, liderado por su Oscuro Emperador, Lord Vitiate. La Guerra se ha extendido ya a miles de Sistemas Estelares, y no parece que el conflicto vaya a acabar pronto.

En medio de todo este Caos, una nave de cargamento ligero viaja  por el Espacio, que avanza rápidamente por los territorios del Borde Exterior. La nave es pilotada por una única  persona. Un varón Humano, de mediana edad, corpulento, de cabello claro y con una barba de tres días. Su nombre era Aurek, y se dirigía hacia el Planeta Mandalore por una orden de su amo y maestro. Ese era su cometido en la vida, oír y obedecer. Ser una mera herramienta para su señor. Esto era lo único que conocía, y no le importaba, pues no había conocido otra cosa. Una vez divisó el Planeta, se preparo para entrar en la Atmósfera y a prepararse para el aterrizaje. Decidió aterrizar en un lugar apartado. Una vez en tierra, comenzaría su misión: Localizar a un buen proveedor de Beskar, o Acero Mandaloriano, un metal casi indestructible, capaz incluso de resistir el ataque de una Espada de luz, por lo que para su Amo  era imprescindible. Si en Mandalore no tenía suerte, entonces probaría a buscar en Concordia, la Luna de Mandalore.

Una vez aterrizó la nave y habiéndola dejado bien oculta, se puso una larga túnica marrón, y se ajusto la capucha para ocultar su rostro. Decidió comenzar su búsqueda dirigiéndose a Keldabe, la capital del Planeta. Según sus datos, el mejor lugar de esa ciudad donde buscar información era el "Oyu´Baat", la cantina más antigua de Mandalore, lugar donde se reunían varios lideres de clanes Mandalorianos y demás gente importante. Aurek pensó que ese era el lugar perfecto para buscar. Después de atravesar la “Chortav Meshurkaane” (calle comercial), entró en el local. Vio que no parecía haber demasiados Guerreros allí, seguramente debido a la Guerra. Aurek se sintió aliviado, así habría menos posibilidades de que se iniciara una trifulca. Empezó a caminar y a mirar alrededor de la gran Cantina, contemplando a todos los que hablaban y conversaban, sondeándolos con La Fuerza, para que esta le indicara si alguno de ellos podía serle de utilidad. No sintió nada especial, así que decidió empezar a preguntar al azar. Entre uno y otro, reunió los nombres de posibles buenos vendedores, pero desgraciadamente ninguno se encontraba allí, así que antes de partir en busca de alguno de ellos, decidió tomarse un refrigerio. Se sentó en un asiento libre junto a la barra, y empezó a beber. Cuando iba ya por la mitad del vaso, alguien se sentó cerca de él en la barra. Cuando Aurek miró de quien se trataba, vio que era un hombre mayor, de casi sesenta años, de larga barba y cabellera grisáceas, y muy musculoso. Sin embargo, lo que más llamó la atención de Aurek era que aquel hombre era bastante potente en La Fuerza. –Póngame cualquier bebida fuerte, tabernero- Aurek observó como el tabernero le servía a aquel hombre, y oyó como el tabernero se refirió al anciano como Fen´to. Este, sin mediar palabra, se bebió el contenido de su vaso de un trago. El hombre parecía estar completamente abatido. Tras pensárselo un momento, Aurek se sentó a su lado.

-Aurek: Tabernero, sírvanos dos bebidas mas, a esta ronda invito yo.

-Fen´to: Gracias amigo.


Al servirles las bebidas, el tabernero le pregunto al anciano:

-Tabernero: ¿Cómo sigue tu hija?

-Fen´to: Igual de mal... No soporto verla así...

Sus palabras rezumaban tristeza e impotencia. Tras pronunciarlas, Fen´to se bebió de un trago la bebida recién traída.

-Tabernero: Vaya... Lo siento mucho...

-Aurek: ¿Puedo preguntar que le ocurre a su hija?

-Fen´do: ¿A ti qué te importa?

-Aurek: Tal vez podría ayudarla.

-Fen´to: ¿Acaso eres medico? No lo pareces...

-Aurek: Piensa lo que quieras. Pero tal vez pueda ayudarla. Si no me lo permites, y ella muere, te arrepentirás de no haberme dejado ayudarla. ¡Vamos! dime que le ocurre.

Tras pensárselo un momento, Fen´to accedió.

-Fen´to: Mi hija siempre ha tenido una salud muy débil, ¡Pero desde que dio a luz hace unos días, se encuentra de mal en peor! ¡No ha dejado de tener fiebre desde entonces!¡Necesita un maldito medico! ¡Pero la mayoría de los buenos doctores se encuentran fuera debido a la Guerra, y los que quedan aquí son unos inútiles que no saben como tratarla! No se que hacer. Prácticamente ya la he dado por perdida.

-Aurek: Mmmm... Has sido afortunado. No soy medico, pero conozco bastantes de métodos de curación. Si me lleva ante ella tal vez pueda tratarla.

-Fen´do: ¿Y tu quien eres?

-Aurek: ¡Ah! Discúlpeme, Me llamo Bau.

-Fen´do: Me llamo Fen´do. Fen´do Vizla.

-Aurek: Encantado de conocerle. ¿Acepta mi ayuda o no?

-Fen´do: Estoy desesperado. ¡Ven! ¡Sígueme!

Los dos hombres salieron a paso veloz de la cantina. En realidad, lo que había hecho que Aurek fuera con Fen´do  no era por motivos altruistas, sino porque si este era fuerte en La Fuerza, tal vez su hija o su nieto también lo fueran. Y de ser así, a su Maestro le interesarían. Ya seguiría con su misión luego. Debía seguir su olfato de Sabueso. Ambos hombres salieron de la ciudad y se internaron en el bosque que la rodeaba. Los dos hombres corrieron por el bosque durante un rato, y Aurek supuso que Fen´do vivía apartado de la ciudad para que su hija pudiera estar tranquila. Finalmente llegaron a la casa. Fen´do entro corriendo, y Aurek le siguió. Al entrar en la casa tuvo una sensación extraña. Observó la casa brevemente, mientras la recorría, hasta llegar a una habitación donde se encontraba Fen´do con su hija.

-Fen´do: Kisara, ¡Hija mía! ¡Estoy aquí! ¡Resiste!

Kisara permanecía tumbada en la cama. Estaba inconsciente y deliraba. Repetía el mismo nombre una y otra vez –Turin, Turin- La chica era joven, de poco mas de 25 años, y muy hermosa. Sin embargo, Aurek sintió que ella no había heredado el potencial en la Fuerza de su padre. Pero, junto a la cama, yacía en una cuna un pequeño niño recién nacido, que los miraba fijamente, curioso. Al verlo no podía creerlo. Sentía en él un  potencial inaudito. Era ese niño quien provocó aquella extraña sensación que Aurek sintió al entrar en la casa. Sin duda La Fuerza lo había guiado hasta ese lugar. Sin embargo, se acerco primero a Fen´do y a Kisara, poniéndole una mano en la frente. Aurek cerro los ojos y se concentró. Al instante, Kisara dejó de delirar y se quedo algo mas tranquila.

-Fen´do: Increíble... ¿Cómo...?

-Aurek: Ahora estará mas tranquila... Por cierto, ¿Quién es Turin?

-Fen´do: ¿Qué? Ah, es ese pequeño de ahí. Su hijo. Mi nieto.

Fen´do miró con cariño al bebé.

-Aurek: Ya veo. Pero, ¿Y el padre del niño?

-Fen´do: Ah si... Era un miembro del clan Starwind. Se marchó a luchar en la Guerra antes de que mi hija diera a luz. Ya sabes... A decir verdad, me hubiera gustado ir a pelear a mi también. Se que soy viejo, pero aun así, como todo Guerrero Mandaloriano, deseo acabar mis días con una muerte digna. No obstante elegí quedarme con mi hija para cuidarla.

-Aurek: Cuidar de la familia no es un cometido indigno.

-Fen´do: Ya... Supongo que no...

Tras un momento de silencio, Aurek habló:

-Aurek: Escucha, respecto al estado de tu hija, seré franco contigo... La enfermedad la esta consumiendo poco a poco. Mientras este junto a ella puedo mantener la enfermedad bajo control, pero no curarla. Necesita medicina urgente. En mi nave tengo el equipo suficiente como para intentar hacer algo mas por ella, pero no puedo moverme de aquí. Te diré donde se encuentra y qué es lo que tienes que traerme. No podemos perder más tiempo.

Aurek le dio una lista de todo lo que necesitaba, y Fen´do salió sin demora en busca de la nave. Sin Embargo, Aurek tenía otros planes. Apartó la mano de la frente de Kirasa y salió tras el anciano camino a su nave. Aun con La Fuerza como apoyo, le costó seguir el ritmo de Fen´do, pues era un Guerrero veterano. Sin embargo, durante todo el camino el viejo guerrero no se percato de que Aurek lo seguía, y así fue hasta que llegaron hasta la Nave de carga  de Aurek. Cuando Fen´do entró en la nave para buscar los equipos, Aurek se escabulló detrás de él en la nave. Fen´do estaba tan concentrado buscando el equipamiento medico que necesitaba, que no se dio cuenta de la presencia de Aurek hasta que se dio la vuelta, sorprendiéndose al encontrar al propietario de la nave allí en lugar de estar junto a su hija.

-Fen´do: Bau... ¿Qué haces aq...?

Pero Fen´do nunca pudo acabar esa frase, puesto que Aurek empezó a estrangularle con La Fuerza. Tras agitarse y convulsionar varias veces, su cuello cedió y se le partió, muriendo en el acto.

-Aurek: Me llamo Aurek.

Aurek colocó el cuerpo dentro de un “Capullo medicinal” regulando la temperatura para evitar la descomposición del cuerpo, y tras coger otro capullo, partió de regreso a la casa de Fen´do. Una vez allí, se situó junto a Kisara. 

-Aurek: Lo lamento, mujer. Pero me temo que tu enfermedad te habría acabado matando igualmente...

Kisara, entre delirios, solo pronunciaba un nombre, -Turin... Turin...- Sin esperar mas, Aurek empezó a estrangularla con La Fuerza. El cuerpo de la mujer se encontraba tan débil que cedió enseguida, exhalando su ultimo suspiro. Una vez hecho esto, Aurek cogió en brazos al niño, Turin, y se lo llevó a la nave, junto al cuerpo de su madre, que iba recostado en el capullo medico. Tras subirse en su nave y acomodar los cuerpos sin vida de Fen´do y Kisara, y de asegurar al pequeño que llevaba consigo, despegó del Planeta Mandalore hacia donde lo Esperaba su Maestro. Aurek podría volver mas adelante a por el Beskar. Estaba seguro de que su maestro estaría satisfecho con lo que le llevaba. Aurek miró al pequeño Turin, que estaba dormido.

-Aurek: Lo siento mucho pequeño Turin Starwind. A partir de ahora serás como yo. Tu destino solo te alberga Oscuridad y Tinieblas, y una vida de servidumbre. No hay esperanza para ti.

La Nave de Aurek estaba llegando a su destino. Una Gran Estación Espacial que de alguna manera absorbía la Energía del Sol de un Planeta llamado Nathema. Había llegado a la “Forja Estelar”, donde su amo esperaba. La visión de esa gran estructura era sobrecogedora. Una vez que aterrizó la nave, saco los cuerpos de Fen´do y Kisara, y cogió en brazos a Turin, que se removía en ellos, y se dirigió a la sala donde sabía que su maestro se encontraba. Tras llamar a la puerta, esta se abrió por si sola, por lo que Aurek entro en una gran habitación, redonda y amplia, con grandes ventanales, en cuyo centro había un trono, donde se encontraba sentada una figura humanoide. Aurek avanzó, y al llegar frente al trono, se arrodillo ante el.

-Aurek: Maestro...

-Maestro: Bienvenido de nuevo, mi fiel Aurek. Infórmame...

-Aurek: Maestro, no he traído el Beskar como me pidió, pero le traigo algo que estoy seguro que le interesará más. Contemplad.

Aurek levanto al pequeño Turin para mostrárselo a su maestro.

-Aurek: Se llama Turin Starwind, un niño Mandaloriano, mi señor. ¿Podéis sentir su Poder?

El maestro de Aurek miró al pequeño Turin, y cerró los ojos, concentrándose en él.

-Maestro: Mmm... Si... El potencial de este niño en la fuerza es... Indescriptible...

Entonces el Maestro de Aurek se levanto, y extendió sus brazos para que Aurek le entregara al niño. Este lo hizo obedientemente. Su maestro, al tener al niño entre sus brazos, pudo sentir su Fuerza. Esta fluía de manera natural a través de él.  No se parecía en nada a otros sensibles a La Fuerza que hubiera conocido. El Maestro supo que ese niño le seria vital en el Futuro.

-Maestro: Has hecho un gran descubrimiento. Te felicito, Sabueso Aurek.

-Aurek: Sus palabras me honran, Maestro. También le he traído los cuerpos del abuelo y la madre del niño, mi señor, por si teníais hambre.

-Maestro: Muy considerado por tu parte, Sabueso Aurek. 3 cuerpos me saciaran durante un tiempo...

-Aurek: ¿Tres cuerpos mi señor?

-Maestro: ¿Acaso me tomas por un idiota, Sabueso Aurek? ¿A mi, al gran Zork´Thaur, ultimo de los Rakata y heredero del Imperio Infinito? No has cumplido con tu cometido de traerme el Acero Mandaloriano, así que tu también formaras parte de mi cena. Un Sabueso de La Fuerza que no cumple mis ordenes no me sirve para nada.

Al oír esto, Aurek entro en pánico.

-Aurek: ¡Maestro! ¡No!¡Por Fav...!

Sin embargo, Zork no esperó a oír las suplicas de su Sabueso y lo ejecutó descargando sobre aquel desdichado multitud de rayos de La Fuerza. Turin contempló la ejecución fijamente. Los destellos de los rayos se reflejaban en sus ojos. El cuerpo sin vida de Aurek cayo al suelo humeando.

-Zork: Ordenare que preparen tu cuerpo junto con el de los otros dos. Me servirás mejor de alimento que como Sabueso...

Zork sostuvo en sus brazos al pequeño Turín. Lo contemplo.

-Zork: A partir de ahora serás adiestrado como un “Sabueso de La Fuerza”. Espero que no me decepciones, o acabaras como esto –dijo lanzando una mirada de desdén al cuerpo inerte de Aurek- Pero si me demuestras tu valía, serás una pieza fundamental para la culminación de todos mis objetivos.

La boca de Zork esbozó una sonrisa cruel, mostrando sus afilados dientes. Turin empezó a llorar.

El llanto del pequeño Turin resonó por toda la sala.

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