Una gran turbulencia hizo que Turin recuperara el
conocimiento. Apenas recordaba la visión que acababa de ver, pero sabia que de
alguna forma era importante. Pasado un momento, Turín sintió que la cápsula en
la que iba colisiono por fin contra el suelo del Planeta. Una vez que la nave
toco tierra, Turin empezó a sentirse fatal. Se sentía mareado, débil,
desconcertado y de alguna manera indefenso. Nunca se había sentido de ese modo,
ni siquiera las veces que había estado enfermo o en los entrenamientos inhumanos
a los que había sido sometido. Como pudo, Turin abrió la compuerta de la
Cápsula, y salió de ella apoyándose en sus paredes. Una vez fuera, contemplo el
entorno. Había aterrizado en medio de la calle de una ciudad. No había nadie.
Ni siquiera de ningún animal. Nada. Había algo extraño en ese lugar. Algo
inquietante. Veía todo de un color grisáceo muy extraño, y no se oía ni el mas
mínimo sonido. De repente Turin se sintió peor aún, cayo de rodillas, y sin
poder aguantar mas, vomito. Fue extraño, incluso los sonidos que provocaba
Turin al vomitar les sonaban raros... Amortiguados, como si de alguna forma el
sonido fuera absorbido por algo. ¿A qué clase de lugar le habían enviado? Turin
no lo sabía, pero si sabía que no podía quedarse quieto mucho tiempo. Los otros
9 contendientes también debían de haber aterrizado, puede que alguno estuviera
en los alrededores, y Turin no sabía si se encontraba en condiciones para un
enfrentamiento. Trato de sondear con la Fuerza los alrededores. No sintió nada.
Volvió a intentarlo. Nada de nuevo. No... había algo mas... No solo no sentía a
nadie cerca. No sentía “nada”. ¡No sentía la Fuerza! ¡Era eso! Por eso se
encontraba tan mal. Desde que nació fue criado y entrenado sintiendo y usando
la Fuerza, así que la ausencia de ella le había provocado una reacción física
haciéndole sentirse enfermo. No podía creerlo... ¿Cómo podía haber un lugar
donde la Fuerza no existiera? La Fuerza se encuentra alrededor de todas los
seres y cosas, un lugar como en el que se encontraba era... Antinatural. Zork
los había enviado a un vacío en la Fuerza. En parte descubrir eso alegró a
Turin. Si el se encontraba así de mal, entonces los demás también lo estarían,
por lo que, por un tiempo, estaría a salvo. Decidió que, si quería sobrevivir a
esto, debía acostumbrarse a la ausencia de la fuerza. Se puso de pie, y,
despacio, empezó a caminar, en busca de un lugar seguro.
Desde la Forja Estelar, Zork´Thaur contemplaba un monitor
que mostraba un gran Mapa, con 9 puntos rojos en distintos lugares del Planeta.
Cada punto rojo representaba a uno de los niños. Uno de ellos ya había muerto.
Tuvo la mala suerte de que su cápsula se estrello en medio del Océano, lo que,
unido al colapso que sufrió su ocupante al sentir la ausencia de la Fuerza,
hizo que muriera ahogado. Ahora quedaban 9. Zork tenía curiosidad por saber
cuantos sobrevivirían. Mirando la pantalla, Zork vio que dos puntos rojos se
estaban aproximando entre si. Uno de ellos era Turin.
Turin había pasado la mayor parte del día escondido en uno
de los edificios situados en las afueras de la ciudad. Pudo ver restos de
Droides, vehículos, e incluso restos de ropa. Turin se preguntaba que pudo
ocurrir en ese Planeta para que terminara de esa forma. De todas formas, lo
primero era buscarse un refugio en el que pasar inadvertido hasta que su cuerpo
se acostumbrara a la ausencia de la Fuerza. Ese refugio lo encontró en un
edificio de 4 pisos situado en las afueras, lugar desde donde podría vigilar si
llegaba alguien. Una vez allí, para que
su cuerpo se adaptara a ese ambiente, alternaba algunos ejercicios de
entrenamiento para poder moverse con relativa soltura en caso de un ataque, con
periodos de descanso. Al principio le resulto muy duro, puesto que le costaba
concentrarse en lo que hacía, y el mareo tampoco se lo ponía fácil, aunque, por
suerte, dejo de tener nauseas. Cuando tenía hambre, Turin se tomaba unas
píldoras que Zork´Thaur les había entregado antes de marcharse – En Nathema
no hay nada comestible que podáis recolectar y cazar, así que tomad esto. Estas
píldoras os servirán de sustento, pero cuidado, solo os proporcionara la
energía justa. Administráoslas bien.- Les había dicho Zork. Cada uno de
ellos solo disponían de 2 píldoras, por lo que, bien administradas, podrían
durarle 1 día, un poco mas con suerte, así que, tarde o temprano, no les
quedarían mas remedio que buscar a los demás para quitarles sus píldoras. El
enfrentamiento era inevitable, para eso habían sido mandados a ese Infierno.
Así que Turín decidió aprovechar ese tiempo de tranquilidad. Para el final del
primer día, Turin había mejorado su estado considerablemente desde su llegada.
Solo sentía un leve malestar y un poco de mareo, así que decidió que al
amanecer del día siguiente, se pondría en marcha para buscar a su primer oponente.
Esa noche intentaría dormir, si podía. Se recostó en el suelo del tercer piso,
y cayo dormido casi enseguida.
Turin se despertó con la salida del Sol. El mareo había
desaparecido casi por completo, pero aun notaba cierto malestar, y pensó que no
dejaría de sentirlo mientras estuviera en ese Planeta. Como no podía utilizar
la Fuerza, lo primero que decidió fue ir a buscar algo que pudiera utilizar de
arma. Dentro del edificio solo encontró un cuchillo. Estaba oxidado, pero se lo guardo de todos modos.
También recogió una piedra del suelo, para usarla como arma arrojadiza.
Después, se dirigió a un bosque que había cerca. La vegetación estaba marchita,
y los árboles secos. Con el cuchillo, a duras penas consiguió afilar la rama de
un árbol que parecía en buen estado. Usaría la rama como espada o como garrote.
Ahora Turin se sentía preparado, y se interno en la oscura y gris espesura.
A Vev, al igual que a todos los demás, también le afecto en
gran medida la ausencia de La Fuerza en el Planeta. Se sentía fatal, con
jaqueca y mareo, así que, al igual que Turin, decidió reposar hasta
acostumbrarse a la situación, aunque sabía que no podía demorarse mucho, puesto
que no quería correr el riesgo de encontrarse con uno de sus oponentes en ese
estado, aunque todos estuvieran así de mal. Así que, tras un día y una noche de
reposo, Vev se encontraba en condiciones para empezar a moverse. Debía ser
cauto. Se encontraba en un páramo desierto, cercano a un bosque, pero decidió
explorar los alrededores antes de adentrarse en el. Cerca vio un pequeño risco,
y al acercarse vio que daba a una pequeña cala de arena, junto a un mar gris e
inquietantemente tranquilo. Y fue allí que divisó a alguien tumbado bocabajo.
Poco a poco, con cautela, Vev se acercó para comprobar su estado, y al ver que
no se movía, se acerco mas. Descubrió que se trataba de Dorn, un humano como
el. Al acercarse mas, vio que no respiraba. De repente, sintió que algo le
agarraba el cuello desde atrás, un brazo. Vev empezó a zarandearse para tratar
de librarse de su atacante, hasta que atino a dar un fuerte cabezazo hacia
atrás que impacto en el rostro de su agresor, que quedo confuso, permitiéndole
a Vev su huída. Al darse la vuelta, vio que su atacante era Zerek, el Zabrak.
Zerek era de los mejores aprendices, junto a Turin y el propio Vev. Si
peleaban, sería una lucha reñida. Zerek hizo el amago de embestir a Vev.
-Vev: “¡Espera!!”
Zerek paró en seco.
-Vev: “Pelearnos es absurdo. Unamos nuestras
fuerzas. Si lo hacemos, nuestra salida de este sitio esta asegurada.”
Zerek lo pensó un momento. Entonces dijo:
-Zerek: “Puedes venir conmigo si quieres. Pero si
te conviertes en una carga, te matare.”
Vev sonrió.
-Vev: “Procura no convertirte tu en la carga.”
Tras esto, lo primero que hicieron fue quitarle las píldoras
de alimento a Dorn, y se las repartieron, 1 para cada uno. Después, buscaron
algo que pudieran usar de arma. Cogieron piedras y palos que había por allí
tirados. Su próximo objetivo era buscar al resto de sus compañeros... Y
matarlos. Zerek y Vev entraron en el bosque para buscar a sus primeras
victimas.
Turin caminaba entre la marchita espesura de un bosque
muerto. Era siniestro. Debía estar muy atento. Miraba a su alrededor, y solo
veía árboles secos y vegetación marchita. En ese instante, a Turin le pareció
oír algo. No estaba seguro, una especie de crujido... Miró hacia arriba para
comprobar que no había nadie subido a los árboles. Nada. Siguió caminando. Todo
estaba silencioso. Tanto silencio no era normal, y menos en un bosque. Pero
entonces algo ocurrió. Sin esperarlo, Turin se encontró esquivando, a duras
penas, la embestida de una rama filosa que iba dirigida a su rostro, pero que
por suerte solo le llego a rozar. Turin retrocedió sobre sus pasos, y vio que
su atacante había estado escondido detrás de los árboles. Se trataba de Wesk,
un aprendiz de raza Anzati. Los Anzati poseían ciertos poderes hipnóticos, pero
sobretodo son famosos por las protuberancias, similares a tentáculos
replegables que se encuentran en el interior de sus mejillas, los cuales
introducen por la nariz de sus victimas para llegar hasta el cerebro y devorar su materia gris, lo que, unido a que
poseen órganos sensores, los hacían unos rivales muy peligrosos, y mas en su situación,
donde Wesk tenía toda la ventaja. Esto pintaba mal. Turin sabía que, en
circunstancias normales, podría vencer a Wesk, pero sin la Fuerza de su lado,
Wesk tenía todas las de ganar, aunque Turín estaba casi seguro de que no podría
usar todas sus habilidades debido a las condiciones de Nathema. Aun así, sabía
que si no lograba convencerle para unir fuerzas, estaría en serios problemas.
-Turin: “Espera... No te precipites. Unamos
fuerzas. Juntos tu y yo...”
-Wesk: “Jajaja, me parece que no. Hoy, yo soy el
cazador, y tu eres mi presa.”
En ese momento Turin decidió tomar la iniciativa,
embistiendo con una estocada lineal contra el
cuello de Wesk, que este logró desviar, dándole a Turin la oportunidad de salir corriendo en línea recta. No podía arriesgarse a acercarse demasiado a Wesk a causa de sus tentáculos. Este lo perseguía a través del bosque, mientras Turin trataba de distanciarse todo lo que podía. No sabía que hacer. La confrontación directa no era una opción, excepto... En ese momento solo se le ocurrió una cosa; Tras disminuir la velocidad a la que corría, freno en seco, giró sobre si mismo, y se impulso con toda sus fuerzas hacia Wesk, quien corría a toda velocidad hacia Turin, y a quien la acción de este le pillo por sorpresa, por lo que no le fue posible frenar a tiempo. Turin aprovecho el momento en que Wesk trataba de frenar y recobrarse para ensartarle un hombro con el palo que empuñaba. Los dos cayeron al suelo. Turin saco le tapo la zona de las mejillas y la boca con una mano, mientras que con la otra sujetaba el cuchillo romo que había encontrado, que colocó en la garganta a Wesk.
cuello de Wesk, que este logró desviar, dándole a Turin la oportunidad de salir corriendo en línea recta. No podía arriesgarse a acercarse demasiado a Wesk a causa de sus tentáculos. Este lo perseguía a través del bosque, mientras Turin trataba de distanciarse todo lo que podía. No sabía que hacer. La confrontación directa no era una opción, excepto... En ese momento solo se le ocurrió una cosa; Tras disminuir la velocidad a la que corría, freno en seco, giró sobre si mismo, y se impulso con toda sus fuerzas hacia Wesk, quien corría a toda velocidad hacia Turin, y a quien la acción de este le pillo por sorpresa, por lo que no le fue posible frenar a tiempo. Turin aprovecho el momento en que Wesk trataba de frenar y recobrarse para ensartarle un hombro con el palo que empuñaba. Los dos cayeron al suelo. Turin saco le tapo la zona de las mejillas y la boca con una mano, mientras que con la otra sujetaba el cuchillo romo que había encontrado, que colocó en la garganta a Wesk.
-Turin: “Escúchame... Tienes dos opciones, o te unes a mi, o...”
Turin apretó mas el cuchillo contra el cuello de Wesk.
-Wesk:
“Está...Ghhh... Está bien...”
Tras un momento de tenso silencio, Turin retiro la mano con
la que cubría la cara de Wesk, pero, nada mas hacerlo, Wesk desplegó los
tentáculos retractiles que mantenía ocultos junto a su nariz, con la intención
de absorber el cerebro de Turin. Pero este pudo reaccionar a tiempo, y degolló a
Wesk antes de que este lograra su objetivo. La sangre salpico a Turin en el
rostro. Entonces los dos se quedaron muy quietos. Casi parecía que habían
muerto ambos. Turin no sabía muy bien como debía sentirse. Nunca había quitado
una vida. Para su sorpresa, no sentía nada. Durante toda su vida lo habían
entrenado para matar. -“O matas o te matan”,- le había dicho Nen. Y
tenía razón. Era vivir o morir. Y Turin viviría. Tras contemplar el cadáver de
Wesk, decidió que simplemente matarlo era lo natural. Sin embargo, cuando se
disponía a quitarle las pastillas de sustento a Wesk, Turin notó un fuerte
golpe en la cabeza. Cayó inconsciente.
Al recobrar el conocimiento, Turin tenía la vista borrosa.
Cuando se movió un poco, noto que tenía las manos atadas a la espalda. Se
incorporó, y vio que no estaba solo. Junto a él, observándole atentamente,
había alguien. Una chica.
- ¿???: “¡Por fin te despiertas!”
-Turin:
“¿?... ¡¿Krill?! ¿Como...?”
-Krill: “Jajaja Fue sencillo. Estabas tan
concentrado en Wesk que no te percataste de mi presencia. Así que lo
aproveche.”
-Turin: “Es verdad... ¿Ibas con Wesk?”
- Krill: “¿Estas loco? Nadie querría ir con ese
monstruo. ¡Ugh! ¡Come cerebros!”
- Turin: “Si... Da asco... Pero... Entonces...
¿Por qué no has aprovechado para matarme?”
- Krill: “¿Eh? ¿No es obvio? Quiero que seamos
equipo.”
-Turin: “No me lo creo... Esto... ¡Trataste de
matarme!”
-Krill: “¿Todavía lo recuerdas? Lo hice para poder
sobrevivir. Tu eras un obstáculo para eso. Pero el hecho de que me derrotaras
aquella vez me a hecho elegirte como compañero.”
- Turin: “Ya... No lo se... Además el hecho de que
me mantengas maniatado no ayuda para convencerme.”
- Krill: “Eso es solo para facilitar las
negociaciones. Entonces, ¿Qué decides?”
-Turin: “Supongo que no hay mas remedio... Acepto.”
-Krill: “Me alegro jajaja.”
Krill se acerco a Turin para desatarle las manos.
- Turin: “Muy bien. ¿Cogiste las píldoras de
Wesk?”
-Krill: “Por supuesto. Toma, aquí tienes la mitad.”
-Turin: “Devuélveme mi cuchillo.”
-Krill: “No se te escapa una jijijiji. Aquí tienes.”
Turin recupero el cuchillo, el arma con el que le quito la
vida a Wesk. No quería perderlo.
-Turin: “Bueno... Ahora, ¿Qué hacemos?”
-Krill: “Deberíamos descansar un poco para reponer
fuerzas.”
-Turin: “¿Y luego?”
-Krill: “Jajaja, somos "Sabuesos de La Fuerza" ¿No? Iremos de
caza.”
Al oír esto Turin no pudo evitar sonreír. Se ato el cuchillo
al cinturón, y se pusieron en marcha, a ver si podían encontrar un refugio en
el que descansar.
Vev y Zerek marchaban por el bosque. Si no encontraban a
nadie por allí, se dirigirían a buscar a sus oponentes en algún pueblo o
poblado. Zerek quería tomar la iniciativa, y Vev, por no provocar una pelea, no
se lo discutió. Zerek era muy irascible, aunque a Vev le parecía que era algo
estúpido. No obstante mientras le conviniera, haría ver que era Zerek quien
mandaba. De todas formas, el enfrentamiento con los demás era inevitable.
Deambularon bastante tiempo por la espesura, con escasos descansos, y no
encontraron a nadie... Vivo. Porque Zerek y Vev llegaron a lugar en donde Wesk
había muerto. Esto emociono especialmente a Zerek, puesto que eso significaba
que alguno de sus oponentes había estado por allí hacia relativamente poco.
Wesk llevaba unas pocas horas muerto, así que Zerek quiso darse mas prisa. En
lo que a Vev respecta, estaba aliviado por la muerte de Wesk. Ese tipo grotesco
les habría dado problemas. Siguieron caminando en línea recta hasta que
divisaron la salida del bosque, y mas lejos, una ciudad. En cuanto salieron,
decidieron continuar hasta la ciudad, así, si no encontraban a nadie, al menos
tendrían un lugar seguro. Aquella ciudad, como el bosque y el planeta mismo,
tenía un aspecto desolado. Para variar, no había nadie en sus calles o
edificios. Zerek caminaba velozmente por las calles, mientras Vev iba rezagado.
Sin embargo, Vev noto algo.
-Vev: “¡Zerek!”
Al darse la vuelta para mirar a Vev, vio que detrás de este
había alguien sujetándole por detrás, mientras le ponían un cuchillo en el
cuello.
-Zerek: “Estúpido, te has dejado atrapar.”
Quien había atrapado a Vev era Jenth, una chica de raza
Ratatakí. Esta chica, de piel pálida y carente de cabello, como todos los de su
raza, destacaba en los entrenamientos por su agilidad, sigilo y astucia.
-Jenth: “Habéis caído... Esta ciudad lleva siendo
nuestro campamento casi desde que llegamos, ¿Verdad?”
-¿????: “Si...”
En ese momento Zerek sintió un fuerte golpe en la cabeza que
lo hizo caer de rodillas. Vev vio que quien lo golpeo era Besh, un chico humano
muy corpulento. Vev sabía que a pesar de su gran fuerza física, era
terriblemente lento. A decir verdad, Jenth y Besh hacían una gran pareja, pues
uno compensaba las debilidades del otro. Después de golpear a Zerek, Besh lo
levanto en peso como si no pesara nada, y empezó a aplicarle un abrazo de oso.
Zerek sintió que se iba a partir en dos.
-Jenth: “Buen trabajo Besh... Siento decirte esto
Vev, pero estáis muertos.”
-Vev: “¿Estas
segura?”
-Jenth: “Qué mono.. ¡Ah!”
Con una gran habilidad, Vev agarró del brazo a Jenth, se lo
retorció para que soltara el cuchillo, y a continuación hacerle una llave para
arrojarla al suelo. Vev cogió el cuchillo y sin mediar palabra le cortó el
cuello a la chica. A toda prisa, fue a socorrer a Zerek. Cuando Besh vio lo que
ocurría, intentó terminar de matar a Zerek rompiéndole la espalda, pero al ver
a Vev acercarse, tuvo que soltarlo, dejando caer a Zerek al suelo, quien
respiraba con dificultad. Vev sabía que Besh era mas fuerte, así que tendría
que usar ataques rápidos. Vev se movía
a toda velocidad alrededor de Besh, propinándole pequeños cortes con el
cuchillo, pero esto parecía enfurecerle mas. La gran cantidad de grasa en su
cuerpo hacía difícil propinarle un corte profundo, y Vev notaba que los dos se
estaban cansando. Si Besh lograba ponerle las manos encima, podía darse por
muerto, pero cuando Besh hizo el amago de propinarle a Vev un puñetazo con su
gran puño, se paró en seco. Vev miró sorprendido, no sabía por qué Besh detuvo
su ataque, al menos hasta que este cayó muerto al suelo. Resulta que Zerek,
aprovechando la lucha de Vev contra Besh, y viéndose desarmado, tuvo que
recurrir a la corona de cuernos de su cabeza, dándole a Besh un cabezazo con
todas sus fuerzas por la espalda, perforándosela profundamente con sus cuernos,
matándolo.
-Vev: “Ah... Ah... Gracias... Ah...”
-Zerek: “Ahhh... que no vuelvan a pillarte
desprevenido... Estúpido...”
Zerek y Vev, después de coger todo lo que pudieron de Jenth
y Besh, decidieron pasar la noche en aquella ciudad.
Tras abandonar el cuerpo de Wesk, Turin y Krill, en lugar de
seguir en línea recta, decidieron desviarse al sur. Turín recordaba la vez que
Krill trato de matarlo mientras dormía, hacía ya varios años, por lo que no se
fiaba. A la mas mínima sospecha, se libraría de ella.
-Krill: “¿Hacia donde crees que nos dirigimos?”
-Turin:
“¿Eh? Ah... No lo se... Puede que a un pueblo, o una Ciudad.
Al llegar pasé la
primera noche en
este planeta en una. Allí conseguí este cuchillo.”
-Krill: “Anda. A mi también me haría falta uno.”
-Turin: “Si...”
Caminaron unas horas mas hasta que finalmente salieron del
bosque. No había nada, solo un páramo. Cuando avanzaron un poco mas, vieron una
villa cerca, pero que estaba presidida por un gran castillo. Al verlo, a Turín
le recorrió un escalofrió por la espalda.
-Krill: “¿Estas bien?”
-Turin: “Si... Si... No es nada... Pero vayámonos
de aquí enseguida.”
-Krill: “Podríamos
aprovechar y descansar...”
-Turin: “¡Vamonos!”
-Krill: “Vale vale...”
Al salir del pueblo, Turin se tranquilizó, y miró a su
alrededor a ver si había algún sitio en el que pasar la noche. Cerca vieron
algunas cabañas, así que decidieron pasar la noche allí. Decidieron utilizar la
cabaña que se encontraba en mejor estado. Estaba oscuro. Era una cabaña grande.
Decidieron hacer turnos para dormir y vigilar. Turín haría el primer turno de
guardia. Se encontraba vigilando frente a la puerta, preparado para defenderse
de cualquier ataque. En ese momento escucho el sonido de un cristal
partiéndose. Vio que alguien había lanzado una piedra contra la ventana, y por
impulso salió al exterior en busca del que la había lanzado.
-Turin: “¡¡¡Krill despierta!!!”
Krill se despertó
para ver como Turin salía por la puerta de la cabaña. Cuando se disponía a
seguirlo, vio que una silueta le cortaba el paso, y esta entro en la cabaña
cerrando la puerta detrás de si. Turin escuchó la puerta cerrarse, pero cuando
se disponía a regresar, un golpe le cerro el paso. – Genial, una emboscada...-
Pensó Turin. Y no se equivocaba, porque, escondidos en las afueras del pueblo,
se encontraban de Usk y Yirt, quienes los habían estado vigilando, y se
ocultaron de la vista de Turin y Krill hasta que bajaran la guardia. Usk era de
la raza Iktochi, mientras que Yirt era un Nagai. Ninguno de los dos destacaban
demasiado durante los entrenamientos, aun así, en aquella situación no se los
podía tomar a la ligera. Delante de Turin se encontraba Usk, que empuñaba una
larga rama de árbol, con un cuchillo
atado en el extremo, creando así una suerte de lanza. En el interior de la
cabaña, enfrentándose a Krill, estaba Yirt, quien usaba la misma arma que su
compañero, pero sin cuchillo. Turin sabía que esto no era bueno. Su
especialidad era la espada, y tener de rival una lanza no le ponía las cosas
fáciles. Turin se encaró con Usk, y se puso en guardia blandiendo la rama que
llevaba como si fuera una Espada. Krill hizo lo propio para enfrentarse a Yirt.
No podían escapar. Solo podían luchar. Se lanzaron contra sus respectivos
rivales. Turin lanzaba salvajes estocadas contra Usk, quien las bloqueaba,
lanzando ataques de un alcance mayor que Turin debía bloquear o evitar. Sin
embargo, Turin vio que, aún con un rango de ataque mayor, sus movimientos eran
mas limitados debido a la longitud del arma. Se concentró en bloquear los
ataques de Usk. Este no se dio cuenta, pero el cuchillo empezó a aflojarse de
la punta de la improvisada lanza, cosa que Turin notó. Mientras tanto, Krill se
enfrentaba a Yirt en el interior de la cabaña. Este era mas veloz que ella,
pero ella era mas hábil. Su enfrentamiento termino de destruir el interior de
la casa. Yirt tendía a confiarse en cuanto llevaba la iniciativa, y, seguro de
su victoria, lanzo una estocada lineal contra Krill, que ella esquivó girando
hacia un lado, y aprovecho para propinar un fuerte golpe en la nuca a Yirt, que
cayó inconsciente. Finalmente, acabo con la vida de Yirt ensartándole con su
espada improvisada. En seguida salió de la cabaña para ver como le iba a Turin.
Vio que, si bien ella había eliminado al oponente mas sencillo, Turin no
manejaba mal la situación. Tras bloquear un ataque de barrido, Turin se
distanció de Usk.
-Turin: “¡Krill!”
Gritó esto mientras extendía un brazo hacia ella, y esta, al
instante, le lanzo su arma hacia Turín. Utilizando dos espadas podría tomar la
ofensiva. Siguieron intercambiando golpes hasta que Turín vio la oportunidad,
atrapó la lanza de Usk entre sus dos espadas, y con un movimiento de sus
muñecas, partió la punta de la lanza, desprendiendo el cuchillo atado a ella.
-Turin: “Esto se termino.”
Corrió hacia Usk, y lo ensarto con todas sus fuerzas en el
pecho.
-Turin: “Pfff... Falto poco. Gracias.”
- Krill: “No hay de que.”
-Turin: “Ya quedan dos menos. Me pregunto cuantos
quedaran...”
- Krill: “No lo se... ¿Qué hacemos ahora?”
-Turin: “Para empezar toma, aquí tienes un
cuchillo. Te lo has ganado.”
Turín le tendió a Krill el cuchillo de Usk.
-Krill: “¡Gracias!”
-Turin: “No importa. Volvamos adentro. No creo que
esta noche vuelvan a atacarnos. Descansemos.”
-Krill: “Gran idea.”
Nada mas amaneció, Zerek y Vev se pusieron en camino.
Pasaron la noche sin incidentes, y se sentían recuperados. Salieron de la
ciudad y se dirigieron hacia el Sur. Estaban hartos de caminar por bosques. Ya
que buscaban el enfrentamiento, preferían un lugar amplio, así que decidieron
continuar utilizando los caminos. No vieron nada destacable. Alguna que otra
casa aislada, arbustos marchitos, vehículos que llevaban siglos destruidos...
Pero ni una sola señal de vida. Vev no sabía qué podía haber ocurrido en ese
lugar, y no estaba seguro de si quería saberlo. A Zerek eso le daba igual. En
cierta forma Vev envidiaba la simpleza de su compañero. Finalmente, llegaron al
final del camino, que terminaba en un sendero que desembocaba en una playa de
arena gris.
-Vev: “Parece que hemos llegado al otro extremo de
la playa donde tu y yo nos encontramos.”
-Zerek: “Jajajaja. Y hemos tenido suerte. Mira
allí.”
Vev miro hacia donde le indicaba Zerek. En la lejanía, Vev
vio dos figuras.
Tras la emboscada nocturna, Turin y Krill descansaron el
resto de la noche. Al amanecer, y luego de tomarse cada uno una píldora de
sustento, siguieron su camino. Iban campo a través, pero como el terreno no era
muy accidentado, no suponía mucho problema. Finalmente, llegaron hasta unos
acantilados que abrían paso a una playa. Decidieron que lo mejor era seguir
avanzando bordeando la costa. Bajaron a la playa, y empezaron a caminar en
dirección este junto a la orilla, hasta que Turín se paro en seco.
-Turin: “Mira allí...”
Krill miro a lo lejos. Dos siluetas se veían en la
distancia. Un nuevo enfrentamiento iba a tener lugar. A decir verdad Turín lo
prefería así, directo, sin emboscadas.
Cada pareja se encamino al encuentro de la otra, hasta que
solo estuvieron a unos pasos de distancia.
-Zerek: “¡Jajajaja! ¡Debo de ser el mas afortunado
de La Galaxia! ¡Mira por donde! ¡Turin! ¡Estas vivo! ¡Perfecto, ahora podré
devolverte lo de la nariz con intereses!”
A Turin no le preocupaba tanto Zerek como Vev. Ellos eran
los discípulos mas poderosos de Zork. En los entrenamientos estaban muy
igualados. Turin y Zerek quedaron mirándose fijamente. De repente, tanto Vev
como Turin notaron algo en su espalda.
-Zerek: “¡Jajajaja! Has hecho un gran trabajo
Krill!”
-Krill: ·Jajajaja muchas gracias Zerek. Ahora
podremos vengarnos de Turin.”
Zerek tenía colocada
su rama-espada en la espalda de Vev, y Krill apoyaba la punta de su cuchillo contra la de Turín. -¡Maldición!-
Pensó Turin. – Lo habían planeado desde el principio. Me confié porque me
ayudo contra Usk, y solo lo hizo para mantenerme vivo para Zerek -. Por su parte, Vev no podía dejar de maldecir su error de juicio para con Zerek.
-Zerek: “¡Jajajaja! Ahora Vev y tu luchareis a
muerte. Os matareis el uno al otro y Krill y yo saldremos de aquí. ¡Venga!
¡Empezad!”
-Krill: “Jijijiji.”
Sin otra opción, Turín desenvaino su cuchillo y con la otra
mano empuño la rama a modo de espada. Vev hizo lo mismo. Se miraron fijamente a
los ojos durante unos segundos mas, y ambos asintieron a la vez. Entonces ambos
salieron corriendo en dirección a su contrincante. Sin embargo, lo que ni Zerek
ni Krill esperaban, era que Turin atacara al primero y Vev a la segunda. Sin
mediar palabra, guiados únicamente por la ira provocada por la traición de
Zerek y Krill, Turín y Vev hicieron una alianza para acabar con ellos de una
vez por todas.
Vev se enzarzó en un intercambio de golpes con Krill. Cada
uno atacaba con su respectivo cuchillo, parando y lanzando golpes. Tanto Krill
como Vev sufrieron varios cortes de ataques que no pudieron evitar. Turin
intercambiaba estocadas con Zerek. En el momento en que uno bloqueaba una, ya
estaba lanzando otra. Ambas luchas estaban igualadas. Sin embargo, poco a poco
se fue decantando para el lado de Turin y Vev. Este tenía un mayor domino del
cuerpo a cuerpo que Krill, y cuando ella trató de apuñalarle, el se aparto y le
agarro de la muñeca, le propino un codazo en el estomago y le clavo el cuchillo
en el pecho. El cuerpo de Krill cayó sin vida en la arena gris.
Turín luchaba mas metódicamente con Zerek, a quien cegaba su
odio hacia Turin, que solo debía esperar a una abertura en su defensa. Justo
cuando Zerek logró derribarlo mediante una zancadilla, y se disponía a
noquearlo con una estocada vertical hacia abajo, Turin vio su oportunidad, y
lanzo un golpe hacia el cuello desprotegido de Zerek, que quedo ensartado por
el arma de Turin en una postura grotesca, cual macabro trípode. Tras terminar
cada uno su lucha, los dos se sentaron en la arena.
-Turin: “Pfff... ¿Crees que ya se acabo?”
-Vev: “Yo diría que si... Mira.”
Ambos vieron como ante ellos aterrizaba una nave Rakatana, y
supieron que habían logrado superar la prueba de la Selección.
De camino a la Forja Estelar, Tanto Vev como Turin sintieron
como La Fuerza penetraba en ellos de nuevo. Tras varios días sin sentir La Fuerza,
sentirla de nuevo resultaba revitalizante. Por fin habían logrado salir de
Nathema. Al llegar a la Forja Estelar, Zork´Thaur les estaba esperando.
-Zork´Thaur: “Bienvenidos de nuevo. Lo habéis
hecho muy bien...”
Turin y Vev se inclinaron ante su Amo.
-Turin/Vev: “Gracias, maestro.”
-Zork´Thaur: “Ahora que estáis aquí, os informo de
que habéis conseguido llegar a la fase final de la Selección.”
Turín: “¿Qué...?”
Zork´Thaur: “Oh... ¿No os lo
dije? Aquellos que lograran salir con vida de Nathema deberán enfrentarse en
combate mortal.”
-Vev: “¡No...!”
-Turin:
“¡Tu...!”
-Zork´Thaur:
“Jajaja... Eso es... Odiadme... Eso os hará mas fuerte...”
Turin y Vev lo miraron con una expresión de odio.
-Zork´Thaur: “Ahora escuchad. Vuestro duelo tendrá
lugar aquí, y utilizareis el arma de los Sabuesos de La Fuerza, el Sable de la
Fuerza. Es un arma cuyo secreto para crearla se perdió hace milenios, pero que
mi clan ha preservado. Ahora os daré lo necesario para que creéis cada uno
vuestro propio Sable de Fuerza, que utilizareis en vuestro duelo. Tenéis un mes
para construirlo. Aprovechadlo bien... ¡Jajajaja!”
Turin y Vev no podían creerlo. Habían logrado sobrevivir al
Infierno, y ahora ese logro resultaba en vano. ¿Acaso la crueldad de aquel
maldito Rakatano no conocía limites? Abatidos, Turin y Vev fueron a curarse de
sus heridas y a descansar, para recuperarse de un baño de sangre, que aun no
había terminado...
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