sábado, 4 de abril de 2015

Capítulo 3: Selección

Una gran turbulencia hizo que Turin recuperara el conocimiento. Apenas recordaba la visión que acababa de ver, pero sabia que de alguna forma era importante. Pasado un momento, Turín sintió que la cápsula en la que iba colisiono por fin contra el suelo del Planeta. Una vez que la nave toco tierra, Turin empezó a sentirse fatal. Se sentía mareado, débil, desconcertado y de alguna manera indefenso. Nunca se había sentido de ese modo, ni siquiera las veces que había estado enfermo o en los entrenamientos inhumanos a los que había sido sometido. Como pudo, Turin abrió la compuerta de la Cápsula, y salió de ella apoyándose en sus paredes. Una vez fuera, contemplo el entorno. Había aterrizado en medio de la calle de una ciudad. No había nadie. Ni siquiera de ningún animal. Nada. Había algo extraño en ese lugar. Algo inquietante. Veía todo de un color grisáceo muy extraño, y no se oía ni el mas mínimo sonido. De repente Turin se sintió peor aún, cayo de rodillas, y sin poder aguantar mas, vomito. Fue extraño, incluso los sonidos que provocaba Turin al vomitar les sonaban raros... Amortiguados, como si de alguna forma el sonido fuera absorbido por algo. ¿A qué clase de lugar le habían enviado? Turin no lo sabía, pero si sabía que no podía quedarse quieto mucho tiempo. Los otros 9 contendientes también debían de haber aterrizado, puede que alguno estuviera en los alrededores, y Turin no sabía si se encontraba en condiciones para un enfrentamiento. Trato de sondear con la Fuerza los alrededores. No sintió nada. Volvió a intentarlo. Nada de nuevo. No... había algo mas... No solo no sentía a nadie cerca. No sentía “nada”. ¡No sentía la Fuerza! ¡Era eso! Por eso se encontraba tan mal. Desde que nació fue criado y entrenado sintiendo y usando la Fuerza, así que la ausencia de ella le había provocado una reacción física haciéndole sentirse enfermo. No podía creerlo... ¿Cómo podía haber un lugar donde la Fuerza no existiera? La Fuerza se encuentra alrededor de todas los seres y cosas, un lugar como en el que se encontraba era... Antinatural. Zork los había enviado a un vacío en la Fuerza. En parte descubrir eso alegró a Turin. Si el se encontraba así de mal, entonces los demás también lo estarían, por lo que, por un tiempo, estaría a salvo. Decidió que, si quería sobrevivir a esto, debía acostumbrarse a la ausencia de la fuerza. Se puso de pie, y, despacio, empezó a caminar, en busca de un lugar seguro.


Desde la Forja Estelar, Zork´Thaur contemplaba un monitor que mostraba un gran Mapa, con 9 puntos rojos en distintos lugares del Planeta. Cada punto rojo representaba a uno de los niños. Uno de ellos ya había muerto. Tuvo la mala suerte de que su cápsula se estrello en medio del Océano, lo que, unido al colapso que sufrió su ocupante al sentir la ausencia de la Fuerza, hizo que muriera ahogado. Ahora quedaban 9. Zork tenía curiosidad por saber cuantos sobrevivirían. Mirando la pantalla, Zork vio que dos puntos rojos se estaban aproximando entre si. Uno de ellos era Turin.


Turin había pasado la mayor parte del día escondido en uno de los edificios situados en las afueras de la ciudad. Pudo ver restos de Droides, vehículos, e incluso restos de ropa. Turin se preguntaba que pudo ocurrir en ese Planeta para que terminara de esa forma. De todas formas, lo primero era buscarse un refugio en el que pasar inadvertido hasta que su cuerpo se acostumbrara a la ausencia de la Fuerza. Ese refugio lo encontró en un edificio de 4 pisos situado en las afueras, lugar desde donde podría vigilar si llegaba alguien. Una vez allí,  para que su cuerpo se adaptara a ese ambiente, alternaba algunos ejercicios de entrenamiento para poder moverse con relativa soltura en caso de un ataque, con periodos de descanso. Al principio le resulto muy duro, puesto que le costaba concentrarse en lo que hacía, y el mareo tampoco se lo ponía fácil, aunque, por suerte, dejo de tener nauseas. Cuando tenía hambre, Turin se tomaba unas píldoras que Zork´Thaur les había entregado antes de marcharse – En Nathema no hay nada comestible que podáis recolectar y cazar, así que tomad esto. Estas píldoras os servirán de sustento, pero cuidado, solo os proporcionara la energía justa. Administráoslas bien.- Les había dicho Zork. Cada uno de ellos solo disponían de 2 píldoras, por lo que, bien administradas, podrían durarle 1 día, un poco mas con suerte, así que, tarde o temprano, no les quedarían mas remedio que buscar a los demás para quitarles sus píldoras. El enfrentamiento era inevitable, para eso habían sido mandados a ese Infierno. Así que Turín decidió aprovechar ese tiempo de tranquilidad. Para el final del primer día, Turin había mejorado su estado considerablemente desde su llegada. Solo sentía un leve malestar y un poco de mareo, así que decidió que al amanecer del día siguiente, se pondría en marcha para buscar a su primer oponente. Esa noche intentaría dormir, si podía. Se recostó en el suelo del tercer piso, y cayo dormido casi enseguida.
Turin se despertó con la salida del Sol. El mareo había desaparecido casi por completo, pero aun notaba cierto malestar, y pensó que no dejaría de sentirlo mientras estuviera en ese Planeta. Como no podía utilizar la Fuerza, lo primero que decidió fue ir a buscar algo que pudiera utilizar de arma. Dentro del edificio solo encontró un cuchillo. Estaba  oxidado, pero se lo guardo de todos modos. También recogió una piedra del suelo, para usarla como arma arrojadiza. Después, se dirigió a un bosque que había cerca. La vegetación estaba marchita, y los árboles secos. Con el cuchillo, a duras penas consiguió afilar la rama de un árbol que parecía en buen estado. Usaría la rama como espada o como garrote. Ahora Turin se sentía preparado, y se interno en la oscura y gris espesura.


A Vev, al igual que a todos los demás, también le afecto en gran medida la ausencia de La Fuerza en el Planeta. Se sentía fatal, con jaqueca y mareo, así que, al igual que Turin, decidió reposar hasta acostumbrarse a la situación, aunque sabía que no podía demorarse mucho, puesto que no quería correr el riesgo de encontrarse con uno de sus oponentes en ese estado, aunque todos estuvieran así de mal. Así que, tras un día y una noche de reposo, Vev se encontraba en condiciones para empezar a moverse. Debía ser cauto. Se encontraba en un páramo desierto, cercano a un bosque, pero decidió explorar los alrededores antes de adentrarse en el. Cerca vio un pequeño risco, y al acercarse vio que daba a una pequeña cala de arena, junto a un mar gris e inquietantemente tranquilo. Y fue allí que divisó a alguien tumbado bocabajo. Poco a poco, con cautela, Vev se acercó para comprobar su estado, y al ver que no se movía, se acerco mas. Descubrió que se trataba de Dorn, un humano como el. Al acercarse mas, vio que no respiraba. De repente, sintió que algo le agarraba el cuello desde atrás, un brazo. Vev empezó a zarandearse para tratar de librarse de su atacante, hasta que atino a dar un fuerte cabezazo hacia atrás que impacto en el rostro de su agresor, que quedo confuso, permitiéndole a Vev su huída. Al darse la vuelta, vio que su atacante era Zerek, el Zabrak. Zerek era de los mejores aprendices, junto a Turin y el propio Vev. Si peleaban, sería una lucha reñida. Zerek hizo el amago de embestir a Vev.

-Vev: “¡Espera!!”

Zerek paró en seco.

-Vev: “Pelearnos es absurdo. Unamos nuestras fuerzas. Si lo hacemos, nuestra salida de este sitio esta asegurada.”

Zerek lo pensó un momento. Entonces dijo:

-Zerek: “Puedes venir conmigo si quieres. Pero si te conviertes en una carga, te matare.”

Vev sonrió.

-Vev: “Procura no convertirte tu en la carga.”

Tras esto, lo primero que hicieron fue quitarle las píldoras de alimento a Dorn, y se las repartieron, 1 para cada uno. Después, buscaron algo que pudieran usar de arma. Cogieron piedras y palos que había por allí tirados. Su próximo objetivo era buscar al resto de sus compañeros... Y matarlos. Zerek y Vev entraron en el bosque para buscar a sus primeras victimas.


Turin caminaba entre la marchita espesura de un bosque muerto. Era siniestro. Debía estar muy atento. Miraba a su alrededor, y solo veía árboles secos y vegetación marchita. En ese instante, a Turin le pareció oír algo. No estaba seguro, una especie de crujido... Miró hacia arriba para comprobar que no había nadie subido a los árboles. Nada. Siguió caminando. Todo estaba silencioso. Tanto silencio no era normal, y menos en un bosque. Pero entonces algo ocurrió. Sin esperarlo, Turin se encontró esquivando, a duras penas, la embestida de una rama filosa que iba dirigida a su rostro, pero que por suerte solo le llego a rozar. Turin retrocedió sobre sus pasos, y vio que su atacante había estado escondido detrás de los árboles. Se trataba de Wesk, un aprendiz de raza Anzati. Los Anzati poseían ciertos poderes hipnóticos, pero sobretodo son famosos por las protuberancias, similares a tentáculos replegables que se encuentran en el interior de sus mejillas, los cuales introducen por la nariz de sus victimas para llegar hasta el cerebro y  devorar su materia gris, lo que, unido a que poseen órganos sensores, los hacían unos rivales muy peligrosos, y mas en su situación, donde Wesk tenía toda la ventaja. Esto pintaba mal. Turin sabía que, en circunstancias normales, podría vencer a Wesk, pero sin la Fuerza de su lado, Wesk tenía todas las de ganar, aunque Turín estaba casi seguro de que no podría usar todas sus habilidades debido a las condiciones de Nathema. Aun así, sabía que si no lograba convencerle para unir fuerzas, estaría en serios problemas.

 -Turin: “Espera... No te precipites. Unamos fuerzas. Juntos tu y yo...”

-Wesk: “Jajaja, me parece que no. Hoy, yo soy el cazador, y tu eres mi presa.”

En ese momento Turin decidió tomar la iniciativa, embistiendo con una estocada lineal contra el
cuello de Wesk, que este logró desviar, dándole a Turin la oportunidad de salir corriendo en línea recta. No podía arriesgarse a acercarse demasiado a Wesk a causa de sus tentáculos. Este lo perseguía a través del bosque, mientras Turin trataba de distanciarse todo lo que podía. No sabía que hacer. La confrontación directa no era una opción, excepto... En ese momento solo se le ocurrió una cosa; Tras disminuir la velocidad a la que corría, freno en seco, giró sobre si mismo, y se impulso con toda sus fuerzas hacia Wesk, quien corría a toda velocidad hacia Turin, y a quien la acción de este le pillo por sorpresa, por lo que no le fue posible frenar a tiempo. Turin aprovecho el momento en que Wesk trataba de frenar y recobrarse para ensartarle un hombro con el palo que empuñaba. Los dos cayeron al suelo. Turin saco le tapo la zona de las mejillas y la boca con una mano, mientras que con la otra sujetaba el cuchillo romo que había encontrado, que colocó en la garganta a Wesk.

-Turin: “Escúchame...  Tienes dos opciones, o te unes a mi, o...”

Turin apretó mas el cuchillo contra el cuello de Wesk.

-Wesk: “Está...Ghhh... Está bien...”

Tras un momento de tenso silencio, Turin retiro la mano con la que cubría la cara de Wesk, pero, nada mas hacerlo, Wesk desplegó los tentáculos retractiles que mantenía ocultos junto a su nariz, con la intención de absorber el cerebro de Turin. Pero este pudo reaccionar a tiempo, y degolló a Wesk antes de que este lograra su objetivo. La sangre salpico a Turin en el rostro. Entonces los dos se quedaron muy quietos. Casi parecía que habían muerto ambos. Turin no sabía muy bien como debía sentirse. Nunca había quitado una vida. Para su sorpresa, no sentía nada. Durante toda su vida lo habían entrenado para matar. -“O matas o te matan”,- le había dicho Nen. Y tenía razón. Era vivir o morir. Y Turin viviría. Tras contemplar el cadáver de Wesk, decidió que simplemente matarlo era lo natural. Sin embargo, cuando se disponía a quitarle las pastillas de sustento a Wesk, Turin notó un fuerte golpe en la cabeza. Cayó inconsciente.

 Al recobrar el conocimiento, Turin tenía la vista borrosa. Cuando se movió un poco, noto que tenía las manos atadas a la espalda. Se incorporó, y vio que no estaba solo. Junto a él, observándole atentamente, había alguien. Una chica.

- ¿???: “¡Por fin te despiertas!”

-Turin: “¿?... ¡¿Krill?! ¿Como...?”

-Krill: “Jajaja Fue sencillo. Estabas tan concentrado en Wesk que no te percataste de mi presencia. Así que lo aproveche.”

-Turin: “Es verdad... ¿Ibas con Wesk?”

- Krill: “¿Estas loco? Nadie querría ir con ese monstruo. ¡Ugh! ¡Come cerebros!”

- Turin: “Si... Da asco... Pero... Entonces... ¿Por qué no has aprovechado para matarme?”

- Krill: “¿Eh? ¿No es obvio? Quiero que seamos equipo.”

-Turin: “No me lo creo... Esto... ¡Trataste de matarme!”

-Krill: “¿Todavía lo recuerdas? Lo hice para poder sobrevivir. Tu eras un obstáculo para eso. Pero el hecho de que me derrotaras aquella vez me a hecho elegirte como compañero.”

- Turin: “Ya... No lo se... Además el hecho de que me mantengas maniatado no ayuda para convencerme.”

- Krill: “Eso es solo para facilitar las negociaciones. Entonces, ¿Qué decides?”

-Turin: “Supongo que no hay mas remedio... Acepto.”

-Krill: “Me alegro jajaja.”

Krill se acerco a Turin para desatarle las manos.

- Turin: “Muy bien. ¿Cogiste las píldoras de Wesk?”

-Krill: “Por supuesto. Toma, aquí tienes la mitad.”

-Turin: “Devuélveme mi cuchillo.”

-Krill: “No se te escapa una jijijiji. Aquí tienes.”

Turin recupero el cuchillo, el arma con el que le quito la vida a Wesk. No quería perderlo.

-Turin: “Bueno... Ahora, ¿Qué hacemos?”

-Krill: “Deberíamos descansar un poco para reponer fuerzas.”

-Turin: “¿Y luego?”

-Krill: “Jajaja, somos "Sabuesos de La Fuerza" ¿No? Iremos de caza.”

Al oír esto Turin no pudo evitar sonreír. Se ato el cuchillo al cinturón, y se pusieron en marcha, a ver si podían encontrar un refugio en el que descansar.


Vev y Zerek marchaban por el bosque. Si no encontraban a nadie por allí, se dirigirían a buscar a sus oponentes en algún pueblo o poblado. Zerek quería tomar la iniciativa, y Vev, por no provocar una pelea, no se lo discutió. Zerek era muy irascible, aunque a Vev le parecía que era algo estúpido. No obstante mientras le conviniera, haría ver que era Zerek quien mandaba. De todas formas, el enfrentamiento con los demás era inevitable. Deambularon bastante tiempo por la espesura, con escasos descansos, y no encontraron a nadie... Vivo. Porque Zerek y Vev llegaron a lugar en donde Wesk había muerto. Esto emociono especialmente a Zerek, puesto que eso significaba que alguno de sus oponentes había estado por allí hacia relativamente poco. Wesk llevaba unas pocas horas muerto, así que Zerek quiso darse mas prisa. En lo que a Vev respecta, estaba aliviado por la muerte de Wesk. Ese tipo grotesco les habría dado problemas. Siguieron caminando en línea recta hasta que divisaron la salida del bosque, y mas lejos, una ciudad. En cuanto salieron, decidieron continuar hasta la ciudad, así, si no encontraban a nadie, al menos tendrían un lugar seguro. Aquella ciudad, como el bosque y el planeta mismo, tenía un aspecto desolado. Para variar, no había nadie en sus calles o edificios. Zerek caminaba velozmente por las calles, mientras Vev iba rezagado. Sin embargo, Vev noto algo.

-Vev: “¡Zerek!”

 Al darse la vuelta para mirar a Vev, vio que detrás de este había alguien sujetándole por detrás, mientras le ponían un cuchillo en el cuello.

-Zerek: “Estúpido, te has dejado atrapar.”

Quien había atrapado a Vev era Jenth, una chica de raza Ratatakí. Esta chica, de piel pálida y carente de cabello, como todos los de su raza, destacaba en los entrenamientos por su agilidad, sigilo y astucia.

-Jenth: “Habéis caído... Esta ciudad lleva siendo nuestro campamento casi desde que llegamos, ¿Verdad?”

-¿????: “Si...”

En ese momento Zerek sintió un fuerte golpe en la cabeza que lo hizo caer de rodillas. Vev vio que quien lo golpeo era Besh, un chico humano muy corpulento. Vev sabía que a pesar de su gran fuerza física, era terriblemente lento. A decir verdad, Jenth y Besh hacían una gran pareja, pues uno compensaba las debilidades del otro. Después de golpear a Zerek, Besh lo levanto en peso como si no pesara nada, y empezó a aplicarle un abrazo de oso. Zerek sintió que se iba a partir en dos.

-Jenth: “Buen trabajo Besh... Siento decirte esto Vev, pero estáis muertos.”

-Vev:  “¿Estas segura?”

-Jenth: “Qué mono.. ¡Ah!”

Con una gran habilidad, Vev agarró del brazo a Jenth, se lo retorció para que soltara el cuchillo, y a continuación hacerle una llave para arrojarla al suelo. Vev cogió el cuchillo y sin mediar palabra le cortó el cuello a la chica. A toda prisa, fue a socorrer a Zerek. Cuando Besh vio lo que ocurría, intentó terminar de matar a Zerek rompiéndole la espalda, pero al ver a Vev acercarse, tuvo que soltarlo, dejando caer a Zerek al suelo, quien respiraba con dificultad. Vev sabía que Besh era mas fuerte, así que tendría que usar ataques rápidos.  Vev se movía a toda velocidad alrededor de Besh, propinándole pequeños cortes con el cuchillo, pero esto parecía enfurecerle mas. La gran cantidad de grasa en su cuerpo hacía difícil propinarle un corte profundo, y Vev notaba que los dos se estaban cansando. Si Besh lograba ponerle las manos encima, podía darse por muerto, pero cuando Besh hizo el amago de propinarle a Vev un puñetazo con su gran puño, se paró en seco. Vev miró sorprendido, no sabía por qué Besh detuvo su ataque, al menos hasta que este cayó muerto al suelo. Resulta que Zerek, aprovechando la lucha de Vev contra Besh, y viéndose desarmado, tuvo que recurrir a la corona de cuernos de su cabeza, dándole a Besh un cabezazo con todas sus fuerzas por la espalda, perforándosela profundamente con sus cuernos, matándolo.

-Vev: “Ah... Ah... Gracias... Ah...”

-Zerek: “Ahhh... que no vuelvan a pillarte desprevenido... Estúpido...”

Zerek y Vev, después de coger todo lo que pudieron de Jenth y Besh, decidieron pasar la noche en aquella ciudad.


Tras abandonar el cuerpo de Wesk, Turin y Krill, en lugar de seguir en línea recta, decidieron desviarse al sur. Turín recordaba la vez que Krill trato de matarlo mientras dormía, hacía ya varios años, por lo que no se fiaba. A la mas mínima sospecha, se libraría de ella.

-Krill: “¿Hacia donde crees que nos dirigimos?”

-Turin: “¿Eh? Ah... No lo se... Puede que a un pueblo, o una Ciudad. Al llegar pasé la
  primera noche en este planeta en una. Allí conseguí este cuchillo.”

-Krill: “Anda. A mi también me haría falta uno.”

-Turin: “Si...”

Caminaron unas horas mas hasta que finalmente salieron del bosque. No había nada, solo un páramo. Cuando avanzaron un poco mas, vieron una villa cerca, pero que estaba presidida por un gran castillo. Al verlo, a Turín le recorrió un escalofrió por la espalda.

-Krill: “¿Estas bien?”

-Turin: “Si... Si... No es nada... Pero vayámonos de aquí enseguida.”

-Krill:  “Podríamos aprovechar y descansar...”

-Turin: “¡Vamonos!”

-Krill: “Vale vale...”

Al salir del pueblo, Turin se tranquilizó, y miró a su alrededor a ver si había algún sitio en el que pasar la noche. Cerca vieron algunas cabañas, así que decidieron pasar la noche allí. Decidieron utilizar la cabaña que se encontraba en mejor estado. Estaba oscuro. Era una cabaña grande. Decidieron hacer turnos para dormir y vigilar. Turín haría el primer turno de guardia. Se encontraba vigilando frente a la puerta, preparado para defenderse de cualquier ataque. En ese momento escucho el sonido de un cristal partiéndose. Vio que alguien había lanzado una piedra contra la ventana, y por impulso salió al exterior en busca del que la había lanzado. 

-Turin: “¡¡¡Krill despierta!!!”

 Krill se despertó para ver como Turin salía por la puerta de la cabaña. Cuando se disponía a seguirlo, vio que una silueta le cortaba el paso, y esta entro en la cabaña cerrando la puerta detrás de si. Turin escuchó la puerta cerrarse, pero cuando se disponía a regresar, un golpe le cerro el paso. – Genial, una emboscada...- Pensó Turin. Y no se equivocaba, porque, escondidos en las afueras del pueblo, se encontraban de Usk y Yirt, quienes los habían estado vigilando, y se ocultaron de la vista de Turin y Krill hasta que bajaran la guardia. Usk era de la raza Iktochi, mientras que Yirt era un Nagai. Ninguno de los dos destacaban demasiado durante los entrenamientos, aun así, en aquella situación no se los podía tomar a la ligera. Delante de Turin se encontraba Usk, que empuñaba una larga rama de árbol, con  un cuchillo atado en el extremo, creando así una suerte de lanza. En el interior de la cabaña, enfrentándose a Krill, estaba Yirt, quien usaba la misma arma que su compañero, pero sin cuchillo. Turin sabía que esto no era bueno. Su especialidad era la espada, y tener de rival una lanza no le ponía las cosas fáciles. Turin se encaró con Usk, y se puso en guardia blandiendo la rama que llevaba como si fuera una Espada. Krill hizo lo propio para enfrentarse a Yirt. No podían escapar. Solo podían luchar. Se lanzaron contra sus respectivos rivales. Turin lanzaba salvajes estocadas contra Usk, quien las bloqueaba, lanzando ataques de un alcance mayor que Turin debía bloquear o evitar. Sin embargo, Turin vio que, aún con un rango de ataque mayor, sus movimientos eran mas limitados debido a la longitud del arma. Se concentró en bloquear los ataques de Usk. Este no se dio cuenta, pero el cuchillo empezó a aflojarse de la punta de la improvisada lanza, cosa que Turin notó. Mientras tanto, Krill se enfrentaba a Yirt en el interior de la cabaña. Este era mas veloz que ella, pero ella era mas hábil. Su enfrentamiento termino de destruir el interior de la casa. Yirt tendía a confiarse en cuanto llevaba la iniciativa, y, seguro de su victoria, lanzo una estocada lineal contra Krill, que ella esquivó girando hacia un lado, y aprovecho para propinar un fuerte golpe en la nuca a Yirt, que cayó inconsciente. Finalmente, acabo con la vida de Yirt ensartándole con su espada improvisada. En seguida salió de la cabaña para ver como le iba a Turin. Vio que, si bien ella había eliminado al oponente mas sencillo, Turin no manejaba mal la situación. Tras bloquear un ataque de barrido, Turin se distanció de Usk.

-Turin: “¡Krill!”

Gritó esto mientras extendía un brazo hacia ella, y esta, al instante, le lanzo su arma hacia Turín. Utilizando dos espadas podría tomar la ofensiva. Siguieron intercambiando golpes hasta que Turín vio la oportunidad, atrapó la lanza de Usk entre sus dos espadas, y con un movimiento de sus muñecas, partió la punta de la lanza, desprendiendo el cuchillo atado a ella.

-Turin: “Esto se termino.”

Corrió hacia Usk, y lo ensarto con todas sus fuerzas en el pecho.

-Turin: “Pfff... Falto poco. Gracias.”

- Krill: “No hay de que.”

-Turin: “Ya quedan dos menos. Me pregunto cuantos quedaran...”

- Krill: “No lo se... ¿Qué hacemos ahora?

-Turin: “Para empezar toma, aquí tienes un cuchillo. Te lo has ganado.”

Turín le tendió a Krill el cuchillo de Usk.

-Krill: “¡Gracias!”

-Turin: “No importa. Volvamos adentro. No creo que esta noche vuelvan a atacarnos. Descansemos.”

-Krill: “Gran idea.”


Nada mas amaneció, Zerek y Vev se pusieron en camino. Pasaron la noche sin incidentes, y se sentían recuperados. Salieron de la ciudad y se dirigieron hacia el Sur. Estaban hartos de caminar por bosques. Ya que buscaban el enfrentamiento, preferían un lugar amplio, así que decidieron continuar utilizando los caminos. No vieron nada destacable. Alguna que otra casa aislada, arbustos marchitos, vehículos que llevaban siglos destruidos... Pero ni una sola señal de vida. Vev no sabía qué podía haber ocurrido en ese lugar, y no estaba seguro de si quería saberlo. A Zerek eso le daba igual. En cierta forma Vev envidiaba la simpleza de su compañero. Finalmente, llegaron al final del camino, que terminaba en un sendero que desembocaba en una playa de arena gris.

-Vev: “Parece que hemos llegado al otro extremo de la playa donde tu y yo nos encontramos.”

-Zerek: “Jajajaja. Y hemos tenido suerte. Mira allí.”

Vev miro hacia donde le indicaba Zerek. En la lejanía, Vev vio dos figuras.


 Tras la emboscada nocturna, Turin y Krill descansaron el resto de la noche. Al amanecer, y luego de tomarse cada uno una píldora de sustento, siguieron su camino. Iban campo a través, pero como el terreno no era muy accidentado, no suponía mucho problema. Finalmente, llegaron hasta unos acantilados que abrían paso a una playa. Decidieron que lo mejor era seguir avanzando bordeando la costa. Bajaron a la playa, y empezaron a caminar en dirección este junto a la orilla, hasta que Turín se paro en seco.

-Turin: “Mira allí...”

Krill miro a lo lejos. Dos siluetas se veían en la distancia. Un nuevo enfrentamiento iba a tener lugar. A decir verdad Turín lo prefería así, directo, sin emboscadas.

Cada pareja se encamino al encuentro de la otra, hasta que solo estuvieron a unos pasos de distancia.

-Zerek: “¡Jajajaja! ¡Debo de ser el mas afortunado de La Galaxia! ¡Mira por donde! ¡Turin! ¡Estas vivo! ¡Perfecto, ahora podré devolverte lo de la nariz con intereses!”

A Turin no le preocupaba tanto Zerek como Vev. Ellos eran los discípulos mas poderosos de Zork. En los entrenamientos estaban muy igualados. Turin y Zerek quedaron mirándose fijamente. De repente, tanto Vev como Turin notaron algo en su espalda. 

-Zerek: “¡Jajajaja! Has hecho un gran trabajo Krill!”

-Krill: ·Jajajaja muchas gracias Zerek. Ahora podremos vengarnos de Turin.”

Zerek  tenía colocada su rama-espada en la espalda de Vev, y Krill apoyaba  la punta de su cuchillo contra la de Turín. -¡Maldición!- Pensó Turin. – Lo habían planeado desde el principio. Me confié porque me ayudo contra Usk, y solo lo hizo para mantenerme vivo para Zerek -. Por su parte, Vev no podía dejar de maldecir su error de juicio para con Zerek.

-Zerek: “¡Jajajaja! Ahora Vev y tu luchareis a muerte. Os matareis el uno al otro y Krill y yo saldremos de aquí. ¡Venga! ¡Empezad!”

-Krill: “Jijijiji.”

Sin otra opción, Turín desenvaino su cuchillo y con la otra mano empuño la rama a modo de espada. Vev hizo lo mismo. Se miraron fijamente a los ojos durante unos segundos mas, y ambos asintieron a la vez. Entonces ambos salieron corriendo en dirección a su contrincante. Sin embargo, lo que ni Zerek ni Krill esperaban, era que Turin atacara al primero y Vev a la segunda. Sin mediar palabra, guiados únicamente por la ira provocada por la traición de Zerek y Krill, Turín y Vev hicieron una alianza para acabar con ellos de una vez por todas.

Vev se enzarzó en un intercambio de golpes con Krill. Cada uno atacaba con su respectivo cuchillo, parando y lanzando golpes. Tanto Krill como Vev sufrieron varios cortes de ataques que no pudieron evitar. Turin intercambiaba estocadas con Zerek. En el momento en que uno bloqueaba una, ya estaba lanzando otra. Ambas luchas estaban igualadas. Sin embargo, poco a poco se fue decantando para el lado de Turin y Vev. Este tenía un mayor domino del cuerpo a cuerpo que Krill, y cuando ella trató de apuñalarle, el se aparto y le agarro de la muñeca, le propino un codazo en el estomago y le clavo el cuchillo en el pecho. El cuerpo de Krill cayó sin vida en la arena gris.
Turín luchaba mas metódicamente con Zerek, a quien cegaba su odio hacia Turin, que solo debía esperar a una abertura en su defensa. Justo cuando Zerek logró derribarlo mediante una zancadilla, y se disponía a noquearlo con una estocada vertical hacia abajo, Turin vio su oportunidad, y lanzo un golpe hacia el cuello desprotegido de Zerek, que quedo ensartado por el arma de Turin en una postura grotesca, cual macabro trípode. Tras terminar cada uno su lucha, los dos se sentaron en la arena.

-Turin: “Pfff... ¿Crees que ya se acabo?”

-Vev: “Yo diría que si... Mira.”

Ambos vieron como ante ellos aterrizaba una nave Rakatana, y supieron que habían logrado superar la prueba de la Selección.

De camino a la Forja Estelar, Tanto Vev como Turin sintieron como La Fuerza penetraba en ellos de nuevo. Tras varios días sin sentir La Fuerza, sentirla de nuevo resultaba revitalizante. Por fin habían logrado salir de Nathema. Al llegar a la Forja Estelar, Zork´Thaur les estaba esperando.

-Zork´Thaur: “Bienvenidos de nuevo. Lo habéis hecho muy bien...”

Turin y Vev se inclinaron ante su Amo.

-Turin/Vev: “Gracias, maestro.”

-Zork´Thaur: “Ahora que estáis aquí, os informo de que habéis conseguido llegar a la fase final de la Selección.”

Turín: “¿Qué...?”

Zork´Thaur: “Oh... ¿No os lo dije? Aquellos que lograran salir con vida de Nathema deberán enfrentarse en combate mortal.”

-Vev: “¡No...!”

-Turin: “¡Tu...!”

-Zork´Thaur: “Jajaja... Eso es... Odiadme... Eso os hará mas fuerte...”

Turin y Vev lo miraron con una expresión de odio.

-Zork´Thaur: “Ahora escuchad. Vuestro duelo tendrá lugar aquí, y utilizareis el arma de los Sabuesos de La Fuerza, el Sable de la Fuerza. Es un arma cuyo secreto para crearla se perdió hace milenios, pero que mi clan ha preservado. Ahora os daré lo necesario para que creéis cada uno vuestro propio Sable de Fuerza, que utilizareis en vuestro duelo. Tenéis un mes para construirlo. Aprovechadlo bien... ¡Jajajaja!”

Turin y Vev no podían creerlo. Habían logrado sobrevivir al Infierno, y ahora ese logro resultaba en vano. ¿Acaso la crueldad de aquel maldito Rakatano no conocía limites? Abatidos, Turin y Vev fueron a curarse de sus heridas y a descansar, para recuperarse de un baño de sangre, que aun no había terminado...